Un reciente informe de McKinsey, titulado ‘European Automotive Industry: What it Takes to Regain Competitiveness’, revela que cada euro invertido por los fabricantes europeos de vehículos genera más de 2,5 euros de valor añadido para la economía. Este estudio fue encargado por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) y ofrece un análisis exhaustivo de las principales perturbaciones que enfrenta la industria automotriz y sus proveedores.
El sector automotriz como pilar económico
El documento destaca que la industria europea del automóvil ha sido durante mucho tiempo uno de los pilares de la economía europea. La producción y actividades del sector están íntimamente ligadas a otras industrias clave. Según el informe, los fabricantes europeos representan el 40% de la demanda de semiconductores en Europa y el 75% de las ventas de baterías, contribuyendo con más de 1,7 billones de euros de valor bruto a la economía del continente.
Las perturbaciones en la industria automotriz no deben ser subestimadas
McKinsey identifica cinco perturbaciones que amenazan la ventaja competitiva del sector automotriz, que incluyen la geoeconomía, la creciente incertidumbre en tecnología de propulsión, cambios en el comportamiento de los consumidores hacia los servicios digitales, la evolución del software y los sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS), así como el crecimiento del mercado chino. El estudio concluye con ocho recomendaciones para que el sector pueda recuperar su competitividad.
Los fabricantes de automóviles y sus proveedores, según el análisis, tienen a su disposición una serie de medidas para hacer frente a estos desafíos. El enfoque principal debe ser hacia una nueva era de colaboración. McKinsey concluye que al centrarse colectivamente en estas acciones, el sector europeo del automóvil puede mantener su potencia económica frente a otras regiones del mundo.