Históricamente, la aparición de nuevas tecnologías siempre ha sido percibida como un peligro para las personas cuyos empleos se automatizaban. No obstante, los tiempos han demostrado que la realidad es bien opuesta. En su mayor parte, las nuevas tecnologías han acabado creando muchísimos más puestos de trabajo que los que han destruido en un primer momento.
Sin embargo, el conflicto nace precisamente en ese ‘primer periodo’, cuando el incipiente desarrollo impulsado por la digitalización y la automatización aún no compensa las profesiones tradicionales que justo se han empezado a perder. Este gran malestar nace de la incerteza sobre el rumbo que tomará el nuevo horizonte laboral que está renaciendo.
Este periodo de paréntesis se denomina por los sociólogos como la ‘paradoja de Engels’, refiriéndose al empeoramiento de la situación del empleo en los primeros momentos de cualquier revolución tecnológica, antes de la transformación y el resurgimiento de los nuevos puestos de trabajo. La logística presenta, sin embargo, un escenario particular en este sentido, ya que constituye un sector en el que los cambios tecnológicos han venido siendo constantes y profundos en las últimas décadas. Esto ha desencadenado un sostenido desarrollo y la consiguiente creación de nuevos puestos de empleo progresivamente, según las nuevas necesidades de las compañías.
La constante actualización y modernización del ecosistema logístico es la que ha permitido responder ante las dificultades de la pandemia y soportar sin problemas, aunque con esfuerzo, las necesidades de abastecimiento y los retos para las supply chain (cadenas de suministro) internacionales. El sector logístico ha demostrado, además, ser perfectamente capaz de hacerse cargo del enorme crecimiento del comercio electrónico (e-commerce) y de todas sus particularidades (como los portales de acceso, la última milla, la logística inversa…), gracias a las nuevas tecnologías.
"La automatización actual del sector logístico facilitará que la Inteligencia Artificial genere resultados antes que en otros sectores profesionales"
La automatización paulatina ha venido de la mano de los sistemas de gestión de almacenes y de transporte en todas sus facetas, de las herramientas de facturación online, de los portales de cliente, de los sistemas de gestión de relaciones con clientes (customer relationship management o CRM) y de la integración de todas esas soluciones con las herramientas de planificación de recursos empresariales (enterprise resource planning o ERP) de las compañías.
Todo ello ha colocado al sector de la logística en una posición muy ventajosa para aprovechar desde el primer momento la transformación que viene de la mano de la Inteligencia Artificial (IA), siendo difícil encontrar un sector mejor preparado para que esta tecnología comience a dar sus frutos de forma inmediata que el de la logística. De este modo, cada vez son más demandados perfiles como el de los expertos en IA, que se integren en los equipos actuales y desarrollen los algoritmos a medida de cada compañía.
Pero también lo son los analistas de datos, para sacar partido a la información que aportará la IA y realizar análisis predictivos de demanda. La irrupción de estas tecnologías disruptivas también ha traído consigo la demanda de personal que se encargue del mantenimiento y control de almacenes robotizados, formadores en herramientas de IA, expertos en atención personalizada al cliente y profesionales de control de calidad de los procesos.
En un entorno tan preparado como el de la logística, es imposible creer que la irrupción de la IA no va a traer crecimiento. De hecho, lo más probable es que traiga un fuerte desarrollo y con este, nuevas necesidades de empleo de forma inmediata. Así que, con gran seguridad, la ‘paradoja de Engels’ volverá a cumplirse, pero en el caso del sector logístico, su transformación será más rápida y eficiente que en muchos otros sectores de actividad.
