El avance del coche eléctrico en Europa, y particularmente en España, está "ralentizado". Así lo aseguran los expertos en un simposio organizado por el Instituto Ingenio, centro mixto del CSIC y la UPV, que se celebró la pasada semana en la Ciudad Politécnica de la Innovación de Valencia y reunió a investigadores del sector automotriz provenientes de México, España, Suiza y Norteamérica.
Bertha Vallejo, investigadora, aseguró que la "incertidumbre" de las empresas automotrices y las administraciones públicas sobre el futuro del sector, debido a las diversas tecnologías emergentes como los vehículos autónomos, y la consecuente "reticencia" de las administraciones para "avanzar rápidamente" en la planificación urbana y la instalación de puntos de recarga, son factores que contribuyen a dicha ralentización.
Actualmente, y tras los decretos aprobados por el Gobierno entre los años 2021 y 2023, España debería tener 63.000 puntos de recarga, pero sólo existen 32.000 operativos. El desafío, según un estudio presentado por Andrea Ferloni, experto de la Universidad de Lausana e investigador en Ingenio, es llegar a 300.000 puntos de recarga en siete años. "Comparado con modelos como el de Ámsterdam, que ha instalado cargadores más lentos en cada barrio, o el de Londres, que ha apostado por estaciones grandes con cargadores rápidos en las afueras, España aún no tiene una estrategia clara en este sentido", sentenció Andrea Ferloni.
Jorge Carrillo, profesor del Colegio de la Frontera Norte (CONAHCYT) de México, comentó que en la nueva movilidad participan "muchísimos actores". "El sector piramidal tradicional ya no existe; las grandes empresas ahora se alían con compañías tecnológicas y proveedores, incluso fuera del sector automotriz, como los comercios", expresó. Carrillo también mencionó que la transición al coche eléctrico requiere que las empresas automotrices comprendan profundamente nuevas tecnologías, como el Big Data o el Internet de las cosas.
Se estima que para 2030 serán necesarios alrededor de 9 millones de puntos de recarga, lo que significa instalar aproximadamente 1,2 millones de cargadores cada año para cumplir con los objetivos de descarbonización de la UE
Arturo Lara, de la Universidad Autónoma de México, destacó la "gran complejidad" de los cambios tecnológicos en el sector. "Aunque el coche eléctrico tiene menos componentes, la tecnología es más compleja debido a la arquitectura del vehículo y sus subsistemas. Cada función del vehículo eléctrico involucra potentes chips", explicó. Según Lara, el desafío es "entender las tecnologías relacionadas con componentes clave como las baterías avanzadas de ion-litio".
Según una carta remitida por la directora general de la Asociación Europea de Fabricantes de Vehículos (ACEA, por sus siglas en inglés), Sigrid de Vries, Europa debe incrementar significativamente la cantidad de cargadores públicos para vehículos eléctricos y ofrecer incentivos fiscales para asegurar una transición masiva hacia la movilidad eléctrica. De Vries subraya que, con las elecciones europeas a la vista, es crucial que el continente acelere el avance de los vehículos eléctricos. La industria automotriz se ha comprometido a invertir más de 250.000 millones de euros en electrificación hasta 2030, una cifra superior al PIB de varios países de la UE. No obstante, la transición hacia la electromovilidad implica un cambio drástico de la tecnología de combustión a la eléctrica.
Actualmente, se estima que para 2030 serán necesarios alrededor de 9 millones de puntos de recarga, lo que significa instalar aproximadamente 1,2 millones de cargadores cada año para cumplir con los objetivos de descarbonización de la UE. Esto supone multiplicar por ocho la cantidad de puntos de carga actuales, que son 150.000. Además, casi dos tercios de los cargadores en la UE se encuentran en solo tres países: los Países Bajos, Francia y Alemania, que juntos representan el 20% de la superficie de la UE..., el resto de los cargadores están dispersos de manera desigual entre los otros 24 estados miembros.
