Los datos de 2024 refuerzan la idea de que el emprendimiento goza de buena salud o, al menos, se recupera frente a las caídas de años anteriores. Este emprendimiento puede asimilarse a la imagen de un joven que tiene una idea, normalmente basada en tecnología, que en definitiva busca revolucionar un sector económico.
Ahora bien, la realidad de emprender tiene un componente más mundano que se relaciona con el día a día y con los obstáculos a los que se enfrenta cualquier ciudadano de a pie: cosas tan poco glamurosas como los trámites con la administración o el pago de impuestos.
Esta perspectiva entronca de una manera natural con las conclusiones de un informe reciente de Funcas contenido en el libro "Ante una década crítica: percepciones y perspectivas del empresariado español sobre su entorno, imagen y responsabilidad social".
En dicho análisis, se incide en ese marco de relación con la administración, además de la propia percepción que existe del empresario en España. Como dice el informe, ser empresario en España no solo es un desafío económico y burocrático, sino también social, dado que la figura del empresario se suele asociar con la de la explotación laboral y el abuso de poder. Todas estas circunstancias convierten el emprendimiento en una tarea titánica.
El informe de Funcas recalca que el 56% de los empresarios considera que España no es un buen país para emprender. La excesiva carga fiscal, la burocracia y la inestabilidad política son algunos de los factores que desmotivan a quienes desean lanzar un negocio. A esto se suma una percepción social que no valora el riesgo que asumen los empresarios y que, en muchos casos, los ve como responsables de las desigualdades económicas.
El estigma del empresario: explotador antes que generador de empleo
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es la falta de confianza en la figura del empresario. La mitad de los encuestados cree que la imagen del empresario ha empeorado en los últimos cinco años, y solo un 13% recomendaría a un joven convertirse en empresario.
Además, un 50% de los encuestados cree que la sociedad tiene una imagen bastante negativa de los empresarios, y apenas un 15% considera que su papel es visto de manera positiva. Este fenómeno responde, en parte, a la arraigada mentalidad de seguridad laboral en España, donde el empleo estable y la menor exposición al riesgo se valoran por encima de la independencia económica que ofrece el emprendimiento.
"Solo un 13% de los empresarios recomendaría a un joven emprender"
En ese sentido, el informe refleja que la cultura laboral en España ha estado tradicionalmente marcada por la aspiración a conseguir un puesto de trabajo seguro, especialmente en el sector público. Esto se refleja en que un 48% de los ciudadanos prefiere que los jóvenes se enfoquen en una carrera dentro de la administración pública antes que en el emprendimiento. A diferencia de otros países con un ecosistema más dinámico, en España el fracaso empresarial suele percibirse como un estigma en lugar de una experiencia de aprendizaje.
Además, la estabilidad laboral se valora más que la posibilidad de mayores ingresos a través del riesgo empresarial. En un entorno donde el acceso al crédito es limitado y la regulación cambia constantemente, emprender se ve como una apuesta arriesgada frente a la seguridad de un contrato fijo.
España, a la cola entre los mejores países para emprender
La percepción negativa sobre el emprendimiento en España contrasta con la visión que se tiene en otras economías desarrolladas. Según el estudio, solo un 32,8% considera que España es un buen país para emprender, una cifra notablemente inferior a la de países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido.
Estados Unidos es el país que los encuestados identifican como el mejor entorno para iniciar un negocio, con un 38% de menciones. En este país, la cultura del emprendimiento está más arraigada, el acceso a financiación es más sencillo y existe una mayor tolerancia al fracaso, considerándolo como parte del proceso de aprendizaje. Alemania, con un 27% de menciones, también es visto como un modelo favorable gracias a su estabilidad económica, su fuerte tejido industrial y su capacidad para fomentar la innovación.
"Casi la mitad de los empresarios quieren que los jóvenes se enfoquen en una carrera dentro de la administración pública antes que en el emprendimiento"
Incluso Portugal, con un 15% de menciones, supera a España en cuanto a atractivo para emprender, debido a su flexibilidad regulatoria y a los incentivos gubernamentales para la inversión extranjera. En cambio, en España, el exceso de burocracia y las constantes modificaciones fiscales desincentivan la creación de empresas y dificultan su crecimiento y solo la mencionan un 2,8% de encuestados. Así, España se encuentra por detrás de los ya mencionados Estados Unidos, Alemania y Portugal, y también tras Países Bajos, Irlanda, Reino Unido, Francia, Suiza y Dinamarca
Este desfavorable posicionamiento internacional resalta la necesidad de reformas estructurales que faciliten la actividad empresarial, reduzcan trabas administrativas y promuevan un cambio de mentalidad que valore y fomente el emprendimiento.
Un reto para el futuro: cambiar la percepción social
A pesar de este panorama, el empresariado sigue jugando un papel imprescindible en la economía española, al generar empleo y contribuyendo al crecimiento. La mejora de la imagen del emprendedor depende de varios factores, como su propia contribución a la sociedad, el respeto por parte de las instituciones a esta figura, así como a los propios medios de comunicación.
Según el informe, un 66,5% de los empresarios encuestados reconoce que tienen una responsabilidad colectiva hacia la sociedad, no solo limitada a la gestión de sus empresas. Sin embargo, los datos indican que su aportación a la economía sigue sin ser plenamente reconocida por la sociedad.
El desafío es doble: facilitar el entorno para que emprender sea más viable y cambiar la narrativa en torno a la figura del empresario. Sin ambas condiciones, España seguirá siendo un país hostil para quienes buscan generar riqueza y empleo.