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Claves para entender cómo será el futuro laboral: más remoto, incierto y humano

Por Redacción Capital

El tejido laboral se ha transformado en los últimos años con la aparición de nuevos roles y aptitudes, pero, a su vez, ha traído consigo nuevos retos y desafíos que marcarán el futuro del empleo

La revolución tecnológica trajo consigo una cuestión de gran envergadura: ¿Sería el fin del trabajo manual? La respuesta en tiempo presente es negativa, pero sí ha impulsado numerosos cambios en el rol que los humanos juegan en la economía y en el tejido laboral. Muchos de ellos, sin retorno alguno.

Sobre esta cuestión trata el estudio The Working Future: More Human, Not Less, publicado por Bain & Company, el cual detalla que sería una “sobresimplificación imaginar que la próxima generación de trabajos estarán todos destinados para ingenieros de software y científicos de datos”. Y, si bien es cierto que requerirán un nivel básico de conocimientos digitales, los expertos en tecnología “sólo representarán una parte de la historia”.

Se puede decir que temor a la desaparición de un elemento en favor de otro derivado de un avance tecnológico es un habitual a lo largo de la Historia. La radio y el cine se vieron amenazados ante la llegada de la televisión, a la par que ésta con el nacimiento de internet. Sin embargo, los teóricos en la materia han insistido en la convivencia de estos conceptos y la retroalimentación de la que se pueden beneficiar gracias a ello.

Sucede lo mismo con la palabra automatización. Si bien comenzó a escucharse a principios del pasado siglo, no fue hasta mediados cuando ésta tomó gran influencia en la conversación cuando de tecnología se trataba. No obstante, con el paso de las décadas, se puede observar cómo su peso se disuelve con la aparición de la Inteligencia Artificial y el desarrollo de la robótica. Tanto es así, que actualmente este último es el término más empleado.

Lo curioso es que esta diversificación a partir del ejemplo anterior se ha podido ver representado en el fuerte cambio de los roles laborales sufrido por la población en el mismo periodo. Así lo detalla el informe The Working Future: More Human, Not Less, el cual detalla cómo en 1860 la mayor parte de la población estadounidense se dedicaba al campo, a la agricultura, así como otro gran porcentaje a la manufactura. Sin embargo, conforme se suceden las décadas, cada vez se van desarrollando más y más trabajos en detrimento de estos dos grandes grupos. Y, el de científicos y servicios técnicos es uno de ellos.

De hecho, entre 1980 y 2019 es claramente uno de los que más crece, así como el área de cuidados de la salud y los servicios sociales. Este último, por cierto, siendo en la última década el que más transformación y peso ha experimentado en el país. Una tendencia que se espera mantener de cara a 2030.

También los trabajos de liderazgo, de dirección, que son los segundos que más crecen en la reciente década. No obstante, eso sí, no harán lo propio de cara a los próximos años, manteniéndose la ocupación lineal. Por último, en el tercer escalón del pódium, los trabajos científicos y relacionados con los servicios técnicos, que han vivido un incremento del 0.8% y su tendencia también es positiva.

La cuestión en este punto es: ¿Hay algún rol que haya perdido peso y que se espera que se mantenga descendente en los próximos años? Lo cierto es que sí. Especialmente aquellos relacionados con los trabajos de oficina, los que más han caído en EEUU en la última década (-2.3%) y los comerciales (-0.7%).

El trabajo remoto: una relación de amor - odio

En este punto, ¿cuál es la tendencia? ¿Cómo será el trabajo del futuro? En base a las conclusiones del estudio, “los días de los trabajos que nos hacen sentir menos humanos y más mecánicos están contados”. A la par, éste plantea como el gran desafío la correcta transición de los trabajadores de aquellas ocupaciones hoy día en declive. “En este entorno, la capacidad subyacente de un trabajador para la resolución de problemas, la creatividad y la conexión interpersonal tienen un efecto mucho mayor en el desempeño [de las labores]”, afirman los estudiosos. Sin embargo, a su vez valoran cómo internet ha cambiado la economía del conocimiento hasta el punto de dar a los trabajadores muchas más oportunidades de conocimiento y de acceso a la información. Y ahí puede estar el quid.

Según los encuestados, las preferencias de los trabajadores estadounidenses a la hora de trabajar en remoto son totalmente opuestas: o lo aman o lo odian. Y es que, el 37% de ellos abogan por trabajar la semana entera desde sus hogares, mientras que el 20% opta por hacerlo rara vez o nunca. Pero, ¿no existe un término medio? Lo cierto es que sí.

Si se suman aquellos a los que les gustaría trabajar en remoto uno, dos, tres o hasta cuatro días a la semana, sin duda el trabajo híbrido convence a la gran mayoría: un 43% de los trabajadores. Ahora bien, solo en aquellos casos en los que el trabajo lo permita y en base a las condiciones personales de cada empleado.

Diferencias en la percepción del empleo que pueden marcar el futuro

Por último, es de vital importancia reseñar las implicaciones que ha tenido la Covid-19 en la salud de los propios trabajadores [en este caso, estadounidenses], ya que para los sociólogos lo vivido en 2020 ha sido un “trauma colectivo”.

Precisamente por esta cuestión algunos aspectos como el incremento en el nivel de estrés ha preocupado a los estudiosos. En concreto, el desarrollado por las nuevas generaciones. Y es que el 65% de los trabajadores menores de 35 años comparten su preocupación por la economía, la estabilidad laboral y las posibilidades de alcanzar sus metas laborales.

En este punto, el informe de Bain & Company cita a aquellas economías como la estadounidense, donde la educación superior recibe fondos públicos limitados, lo cual ha hecho que las universidades también estén cargando a los trabajadores con una gran deuda.  Sin embargo, en otros lugares de Europa donde los empleados más jóvenes se ahorran la carga de la deuda estudiantil, el desempleo juvenil es mayor. Un caso ejemplificado, España, con un 37% de paro; Italia, con el 29%; así como Francia, con el 19%. Una realidad y un futuro lastrado por “las consecuencias de la crisis financiera de hace más de una década, que continúa limitando las oportunidades”.

el 81% de los encuestados En países en desarrollo se muestran optimistas con su futuro laboral

Esta situación es totalmente opuesta a la experimentada por jóvenes trabajadores radicados en economías emergentes como China, Indonesia y Nigeria, donde el 81% de los encuestados se muestran optimistas con sus vida laboral y creen que será mejor en cinco a diez años. En economías desarrolladas, este crecimiento positivo sólo se valora en el 63% de los cuestionados.

La divergencia entre ambos pronósticos hace difícil presagiar hasta qué punto las respectivas experiencias podrían reformar la competitividad global en la próxima década, no obstante, sentencia el estudio, también refuerza el punto de que las esperanzas y los temores de los trabajadores en el mundo desarrollado y en desarrollo son distintas. Y ahí también se encuentra otro quid a investigar.

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