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Economía

La evolución del bono español alerta del riesgo de una nueva crisis económica en España

Por Redacción Capital

El rendimiento del bono español a 10 años no deja de crecer y los expertos advierten: su continuada escalada puede derivar en una crisis económica que afectaría a empresas y particulares

La pandemia de la Covid-19, la tendencia inflacionaria... Estos son solo dos de los múltiples hechos que están afectando a las cifras macroeconómicas y a las previsiones de crecimiento de unas economías todavía dañadas por la anterior crisis mundial. El problema es que los números no mienten y los últimos acontecimientos están provocando que algunos indicadores de relevancia no dejen de crecer. Un caso, el bono español a 10 años, cuyo interés dibuja una curva ascendente que no hace sino presagiar una gran preocupación que afectará a todos los ciudadanos. No solo a los inversores.

En concreto, la cotización de este índice de renta fija, definido como el precio que pagan los gobiernos por financiar su deuda y que sirve de referencia como coste de financiación para empresas y ciudadanos, no ha frenado su escalada en los últimos meses desde que el pasado 13 de diciembre tuviese un rendimiento del 0,31%. Actualmente, el tipo de interés de la deuda con vencimiento a una década emitida por parte del Tesoro roza el 1,9%. Y su reversión parece improbable.

El problema en este punto son las consecuencias que puede acarrear para la economía española y para la propia deuda de las arcas públicas este interés ascendente. Y es que, cuanto más dinero se deba destinar para pagar esto, menos se redirigirá a otro tipo de políticas que avancen en la recuperación económica o en el desarrollo nacional.

En este punto el papel del Banco Central Europeo es vital, ya que desde hace una década interviene en los mercados de renta fija. Así lo recuerda el estratega jefe de XTB, Pablo Gil, que explica a Capital que “a lo largo de la última década el coste del dinero se ha mantenido artificialmente bajo con el fin de estimular el consumo y la inversión, y, por tanto, el crecimiento económico”. El punto de inflexión apareció a la par que la inflación.

“Ahora la situación está cambiando y el BCE cada vez compra menos deuda soberana, lo que está provocando un repunte fuerte de la rentabilidad de los bonos, o lo que es lo mismo, un encarecimiento del coste de financiación”, apunta el estratega jefe de XTB. Esta realidad, tal y como alega José María Luna, analista y Socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales, también generará una previsible “subida de tipos de interés”, en línea con “la estela de Estados Unidos, pudiendo en 2023 reducir su balance”.

“En un primer momento estas subidas serán poco apreciables y harán poco daño”, vaticina el analista, que remarca que la compra de una menor deuda pública de los estados por parte del BCE afectará a todos los estados, “encarecerán la financiación y a todo español medio le va a costar un poco más pagar la financiación”. El caso más a corto plazo es el Euríbor.

“Aquellos que vayan a hipotecarse ahora lo van a hacer a tipos más altos, con lo cual las condiciones financieras van a deteriorarse para las familias por el repunte de los tipos”, señala Luna. Y es que, por primera vez en seis años, el pasado 12 de abril el índice de referencia hipotecario entró en números positivos hasta el 0,005%, con el consiguiente incremento de la cuota de la hipoteca.

Aunque esto no solo afecta a los particulares, también a las empresas. Así lo argumenta éste: “Cuando las condiciones financieras son menos favorables que los costes que soportan las propias empresas, el beneficio neto de estas queda reducido y su valor en bolsa también se ve mermado a la baja”.

La fecha clave es junio. Este mes será el fin de la amnistía lanzada por el BCE, que hasta ahora ha permitido a los estados gastar más de lo que ingresaban. No obstante, dicha posibilidad llega a su fin. “Si se suspende la amnistía, se volverán a aplicar recortes, esto volverá a atraer una crisis en el sentido de que va a haber discusión sobre cuánto dinero se pone para pagar la deuda o no, habrá recortes, debates parlamentarios, conflicto político y resurgirán los partidos escépticos”.

Estas palabras corresponden a Gonzalo Cañete, director de Brújula de Mercados, que recuerda el caso de Liga Norte en Italia, partido que llegó a pisotear los presupuestos europeos en Bruselas porque querían incrementar el gasto público desde el organismo comunitario y la formación política mostró su rechazo con este acto tan icónico.

La deuda española, doce veces superior a la partida presupuestaria para el global de los ministerios

Pero no todo depende de Bruselas. La pandemia de la Covid-19 y el modelo de incremento de gasto del Estado también han hecho incrementar la deuda española en términos generales sobre el PIB. Tanto es así que, si en diciembre de 2019 se ubicaba en 1.188.839 millones de euros, al cierre de 2021 se ha incrementado hasta los 1.427.763 millones de euros. Esto, dicho de otra forma, supone que la deuda pública cerró el pasado año equivaliendo al 118,7% del PIB.

Siendo más concretos, si se observan los Presupuestos Generales del Estado 2022 y las partidas referentes a los ministerios estatales, se puede concluir que para poder desendeudar al país a día de hoy habría que estar más de doce años dotando con cero euros a los 21 ministerios existentes en este momento en España. La razón: la suma del presupuesto anual de todas las carteras es de 115.889 millones de euros, doce veces menos que los 1,455 billones de euros que deben las arcas públicas si le sumamos los intereses.

“Cuanta más deuda tiene un país, más le cuesta financiarse”, sintetiza Cañete en línea con Gil, quien recuerda que “el nivel de endeudamiento de España, al igual que el resto de Europa, está en máximos históricos en este momento”. Pero, ¿cuánto más puede aumentar el coste de la deuda de continuar esta tendencia alcista de los intereses?

Para Pablo Gil, estratega jefe de XTB, “sobre la mesa hay varias incógnitas cruciales para determinar qué puede suceder de ahora en adelante”, pero cuando se le alude a los fantasmas del pasado éste es conciso: “Dudo mucho que volvamos a ver rentabilidades como las registradas durante la crisis periférica de 2012 cuando el bono superó el 7%, porque el nivel de endeudamiento actual es tan alto que antes de ver el coste del dinero tan elevado probablemente viviríamos una nueva recesión económica y con ello la desaparición de las presiones inflacionistas”.

Es decir, que existe el riesgo de que se desate una nueva crisis económica. Que ocurra o no, así como las medidas que se tomen para que no suceda, sólo se sabrá con el tiempo.

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