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Lifestyle

Ángel Durántez, pionero de la medicina preventiva en España, nos da las claves para vivir más y mejor

Por Marta Díaz de Santos

Ángel Durántez, pionero en medicina preventiva, habla con Capital acerca del envejecimiento saludable, aplicable a partir de los 35 años

El doctor Ángel Durántez Prados (Universidad Autónoma de Madrid, 1987) es el pionero de la medicina preventiva proactiva en España o, lo que es lo mismo, la medicina para el envejecimiento saludable. Especializado en medicina del deporte, el experto dirige desde 2017 su propia clínica en Madrid donde atiende a sus pacientes con un único objetivo: alargar la salud.

Para ello, aplica de manera integrativa los últimos avances de la medicina de las ‘Ps’: preventiva, proactiva, participativa, predictiva, personalizada y placentera. ¿Pero qué entendemos realmente por alargar la salud mediante la prevención? Charlamos con él para dar con las claves sobre vivir más y mejor.

El envejecimiento saludable, aplicable a partir de los 35-40 años. Cuando le preguntamos por el secreto de la eterna juventud, Durántez Prados advierte que no es un término que le agrade. “Prefiero hablar de envejecimiento o longevidad saludable. En cualquier caso, para mí la eterna juventud se asocia a mantenernos sanos y funcionales el mayor tiempo posible. Es decir, no se trata de aparentar 20 años con 70, se trata de alargar la juventud. El objetivo es llegar al final de nuestra vida sintiéndonos lo mejor posible de ánimo, salud y vitalidad”, matiza el experto.

Nos explica que el término envejecimiento saludable se puede aplicar a partir de los 35 o 40 años, que es lo que se considera, hasta ese momento, la etapa de la vida libre de enfermedad. “A partir de ahí, empieza el declive”, asevera. “La longevidad saludable, en cambio, se
aplica a etapas más avanzadas de la vida”.

“Es evidente que cuando uno tiene 30 años se encuentra en la plenitud de la vida y recurre al deporte para el rendimiento, fortaleza, aspecto externo, etc. Con 40, empiezas a preocuparte por dolencias, disminución de tu funcionalidad, empieza a haber diagnósticos… Es decir, a medida que vamos avanzando, la sociedad se va interesando más y más por cómo prevenir las enfermedades relacionadas con el proceso de envejecimiento (cardiovasculares, neurodegenerativas, metabólicas, osteoporosis, artrosis, pérdida de masa muscular…)

En paralelo, todas estas especialidades de estas enfermedades (neurología, cardiología…), desde hace aproximadamente 30 años, han empezado a interesarse por la prevención real. Antes interesaba el tratamiento y cómo curar al enfermo pero no tanto cómo evitar que el paciente enfermase.

Prolongación de la vida en plenitud y sin enfermedad

El boom de la medicina preventiva personalizada es relativamente reciente y, aplicada al envejecimiento, aún más. “Todas las semanas, por no decir casi todos los días, recibimos alguna noticia sobre avances en técnicas que nos alargarán la vida. Es evidente que existe muchísimo interés en la medicina preventiva proactiva, no en la reactiva”, señala.

Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades no transmisibles causan cada año la muerte de 41 millones de personas, un 71% de las muertes globales. La primera causa son las enfermedades cardiovasculares. Ahora, gracias a la medicina preventiva, podemos conocer nuestros biomarcadores de riesgo cardiovascular, no sólo la tensión arterial y el colesterol, también la presencia y/o magnitud de la placa de ateroma.

“Aunque todavía nos queda muchísimo por hacer, ya se empiezan a vislumbrar algunos pasos que nos llevan hacia ese camino”, confiesa el autor del libro ‘Joven a los 100, todas las claves para vivir más y mejor’ y de la guía ‘Jóvenes con Canas’ editada por la Fundación Maphre.

¿Se puede tener una edad cronológica de 60 y una edad biológica de 40? Durántez Prados asegura que puede haber muchas edades biológicas ya que cada órgano y sistema de nuestro cuerpo envejece a un ritmo determinado: “Es decir, podríamos tener una edad biológica cerebral o neurocognitiva buena, una cardiológica mala y una funcional (de condición física-aeróbica) excelente. Eso sí, si hubiese que unificar todas esas edades biológicas en una sola habría que analizar la edad profunda de nuestras células”.

El experto apunta que hoy en día existen relojes biológicos más o menos avanzados que lo pueden medir. “Actualmente, el reloj biológico más avanzado es lo que se llama la metilación del ADN (es decir, las marcas que se producen en el ADN y nos advierten de la edad de las células de nuestro cuerpo)”.

Según reitera, para mejorar esa edad biológica no hay otra receta más que basarse en estilos de vida saludables: ejercicios, nutrición, control del estrés, evitar hábitos tóxicos y tener una buena calidad del sueño. Sin embargo, a veces también necesitamos una ayuda extra, especialmente en lo que a alimentación se refiere: “Podemos optimizar determinados nutrientes con algún suplemento. La suplementación nutricional la empleo como un añadido a la alimentación sana y equilibrada”.

Las nuevas generaciones llegan mucho más interesadas en poner los medios necesarios para retrasar la pérdida de autonomía en edades
avanzadas. “En concreto, el público más interesado en longevity medicine tiene menos de 40 años”. En cualquier caso, ser y sentirse joven a los 100 años va a ser posible: “Con los avances de la medicina preventiva antienvejecimiento podemos poner en marcha un programa de acción que nos lo permita”.

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