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Opinión

Redacción Capital

El I+D español, un flotador para la empresa 

Ya lo decía Maslow, el de la pirámide: “Cuando la única herramienta que se posee es un martillo, cada problema empieza a parecerse a un clavo”

JF

El I+D español, un flotador para la empresa 

La tendencia mundial hacia una economía más digital está propiciando que la tecnología y la innovación se conviertan en claras protagonistas del crecimiento de la economía y de las empresas. Según un reciente estudio en el que ha participado el Observatorio Social de la Caixa, llama la atención que España ha disminuido en los últimos años su participación sobre el total de la UE-27, poniendo énfasis especialmente en la necesidad de apoyar el I+D en la empresa. 

Lo cierto es que el crecimiento del comercio electrónico ha provocado que la industria tecnológica haya sido foco de los procesos de fusiones y adquisiciones. De hecho, en el año 2021, las operaciones de M&A sobre tecnologías han liderado las cifras globales, con un incremento del 34% en volumen y con un valor de 1,1 billones de dólares, el 20% del total, según un informe de Baker & McKenzie. Estos datos no dejan de ser reveladores sobre la imperiosa necesidad de favorecer la innovación en la empresa española. 

La reflexión es sencilla: La inversión global en tecnología crece, y la apuesta por la I+D de la empresa española pierde posición en la Unión Europea (UE). El desafío de incrementar el apoyo al tejido empresarial y a los emprendedores no se reduce a una estrategia que tiene que emanar de la propia empresa, que también, sino que todo el proceso fiscal y de subvenciones, tienen que tener una perspectiva más abierta y a más largo plazo, que ponga foco en la innovación. 

Los PERTE, sin duda, pueden ser una herramienta, aunque su concentración y retrasos en su puesta en práctica no van a afectar al reto estructural que tiene nuestro país. Solo tenemos que revisar los datos de la inversión empresarial en I+D (del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo -BERD-) como porcentaje del PIB en España para ver que equivale a la mitad de la media de la UE

Eso no quiere decir que Europa sea la panacea, ya que se encuentra lejos de referencias como EEUU y Japón. La lógica más inmediata es pensar que deberíamos estar por encima de esa media europea, pero es más importante detenerse en qué estamos haciendo para alcanzar un objetivo ambicioso en tres, cinco o 10 años. 

Me consta que tener un déficit público de casi el 7% del PIB y una deuda pública de cerca del 120% es una losa que no solo arrastraremos nosotros, sino también las próximas generaciones. Es urgente dejar de plantear solo esquemas recaudatorios a las empresas sin considerar la tan necesaria inversión y apoyo al I+D privado.  

España necesita un cambio de rumbo o vamos directos a la irrelevancia europea en lo que a desarrollo tecnológico e innovación se refiere. Los sucesivos reales decretos tanto de la Covid-19 como el último para luchar contra la crisis, adolecen del mismo defecto, y es que son cortoplacistas y sin ninguna perspectiva. 

Y, lo que es mucho más grave, no son capaces de que verdaderamente se puedan ejecutar y articular en la realidad empresarial, que no olvidemos, además de grandes marcas multinacionales, el 98% de nuestras empresas son pymes. 

Dicen que el tejado se arregla con el buen tiempo. Por el momento, la posición de España en lo que a innovación se refiere se vislumbra como un reto por no decir pesimismo. 

A la vista de los indicadores económicos, que auguran ajustes más severos, seguiremos asistiendo a como otros países tomarán la delantera tecnológica. El último índice de actividad económica de la OCDE, que anticipa cambios de tendencia en el crecimiento, refleja que España en abril registró una nueva caída hasta 100,48 puntos, el octavo mes consecutivo de descensos de este índice. 

Para enfrentarnos a esta realidad y crecer en I+D, la única alternativa es bajar impuestos, porque favorecerá más actividad económica. Y, además, reducir el gasto publico limitando la ingente cantidad de subvenciones no aplicadas al crecimiento para conseguir que España pueda convertirse en una referencia tecnológica.  

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