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Revista Capital

Invertir en otoño: una decisión marcada por la inflación  

Por Redacción Capital

Los analistas Joaquín Robles (XTB) y José María Luna (Luna y Sevilla Asesores Patrimoniales) desgranan las claves más favorables para lanzarse a invertir en un contexto tan complejo como el del último tramo de este 2022 

Llega septiembre y, con ello, el último trimestre de un año que en materia económica ha estado marcado por la incertidumbre, la volatilidad y la preocupación por un contexto que no ha parado de hacer mella en la ansiada recuperación tras la pandemia de la Covid-19. Esta realidad ha teñido de rojo los principales índices bursátiles a escala mundial y las previsiones macroeconómicas emitidas por los principales organismos internacionales no han hecho sino empeorar la situación.  

Sin ir más lejos, la última revisión del cuadro macroeconómico del Fondo Monetario Internacional (FMI) a escala global ha rebajado el crecimiento mundial al 3,2% este año y al 2,9% el que viene, es decir, cuatro y siete décimas menos respectivamente que lo previsto en primavera. Y no solo eso: la elevada inestabilidad podría deparar un escenario más complejo. 

Estas cifras en términos nacionales no son diferentes. Tanto es así que el organismo dirigido por Kristalina Georgieva también ha rebajado las estimaciones del crecimiento español al 4% este año y al 2% en 2023. Y, si bien es cierto que son cifras dos puntos porcentuales superiores a la media comunitaria, no dejan de ser a su vez ocho décimas y un 1,3% menos que lo anunciado en su anterior revisión. 

El problema es que a los vaticinios del FMI hay que sumar también los del propio Banco de España, que rebaja sus estimaciones este año al 4,1% (-0,4%) y al 2,8% (-0,1%) el año siguiente; así como los de la Comisión Europea, que apuntan a un 4% (-1,6%) este curso y un 2,1% (-0,8%) el siguiente; o las de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que lo sumergen en el 4,1% (-1,4%) y el 2,2% (-1,6%). Más optimistas, eso sí, las del Gobierno, que auguran un 4,3% al cerrar el año y un 2,7% de crecimiento para 2023. 

Sea como fuere, todos los organismos e instituciones coinciden en un término económico que servirá de batuta los próximos meses: la inflación. Y es que, sin ir más lejos, el pasado julio escaló en su variación anual hasta el 10,8%, la más alta en 38 años. Una realidad que no es singular a escala intrafronteriza. Todo lo contario. Los propios inversores miran de reojo el escenario macro a la hora de apostar por entrar en determinados activos o no, y los especialistas en la materia coinciden: este es el aspecto clave que marcará la agenda bursátil en los próximos meses. 

Numerosos nubarrones 

Así lo afirma el analista de XTB Joaquín Robles, quien, en declaraciones a Capital apunta que ésta será una de las causas para que los inversores actúen de una forma u otra en el último tramo del año. Ahora bien, advierte: “Es muy complicado hacer una valoración”. “En vista de la inflación, que parece no haber tocado techo y ya está entre dos o tres veces por encima de los objetivos, la desaceleración económica, la recesión en países como Estados Unidos, los problemas de suministro, la subida de las materias primas, la guerra entre Rusia y Ucrania, las tensiones en China, las elecciones en Italia y Reino Unido…”, enumera el especialista. 

Una opinión compartida por José María Luna, analista y socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales, quien augura que lo que resta de 2022 la economía estará marcada por “una serie de claves que van a seguir estando ahí, pero la más importante de todas es la inflación. La pregunta es cuándo empezará a moderarse, pues, haciéndolo y en paralelo estabilizando al mercado de deuda podemos ver oportunidades que hay que aprovechar”. 

“Hemos visto una fuerte corrección en las materias primas y es probable que vuelvan a rebotar en el último tramo del año”

Joaquín Robles (XTB)

Y añade: “Debemos pensar que estamos en un entorno de tipos más altos en el corto plazo y empieza a preocupar el crecimiento económico en algunas partes del mundo. De momento solo afecta a las manufacturas y no a servicios, pero de lo contrario se verá un deterioro del crecimiento económico”. 

Por eso, para José María Luna la estrategia a llevar a cabo deberá basarse en mantener la llevada a lo largo del curso en base a la “defensa, flexibilidad, calidad y paciencia”. El fin último: “Aprovechar las oportunidades de inversión. Hay cuatro líneas de actuación, hay partido. Porque si hasta ahora la clave era la inflación y consigue moderarse, los inversores se fijarán en los mercados de deuda y en el impacto económico de tal manera que una de las ideas sea la renta fija corporativa europea”. 

Renta fija 

Según detalla el analista y socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales, “cuando invertimos en deuda buscamos solvencia del emisor, no que sea rentable la compañía, porque ésta está ligada y afectada por los accionistas. Pero cuando yo compro un bono es para que me devuelvan en dinero. Entonces, después del varapalo de la primera parte del año, si se estabiliza el mercado de deuda ante unas tasas de inflación un poco menores, será una buena noticia porque empezará a haber grandes oportunidades de inversión”. 

Igualmente, tal y como desgrana el analista, otra alternativa es “comprar renta fija pública de buena calidad de muy largo plazo. Sobre todo, porque si empieza a ganar la desaceleración los bancos centrales empezarán a adoptar medidas muy agresivas y afectarán al crecimiento económico, y esto hará que, a la larga, estos organismos tengan una estrategia menos agresiva”. Por eso, vaticina como buena opción la “deuda norteamericana a más de diez años”. 

Unas impresiones que comparte también Joaquín Robles, de XTB, quien atisba “un atractivo en lo que queda de año en la renta fija, especialmente la norteamericana, cuando se empiece a ver el final del ciclo de subidas de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) y un poco más adelante en Europa”. Igualmente, éste apuesta por fijar la mirada de nuevo en “las materias primas, ya que hemos visto una fuerte corrección y es probable que vuelvan a rebotar en el último tramo del año”; así como en “las energéticas”.  

Una disposición en la renta variable que contrasta con la opinión de José María Luna, quien entiende que “ya no nos valen solo los fondos que invierten en commodities o energía”. Del mismo modo, éste apunta que “el despertar de China está afectando a otros mercados asiáticos y algún fondo de renta variable asiática que tenga posiciones en empresas de Vietnam, Corea o La India es interesante como forma de diversificar”.

“Si se estabiliza el mercado de deuda ante menores tasas de inflación, habrá grandes oportunidades de inversión” 

José María Luna (Luna y Sevilla Asesores Patrimoniales)

Por tanto, sentencia éste: “Las claves siguen siendo las mismas y añadimos tácticamente la deuda corporativa europea, la deuda pública a largo plazo, cierta rotación sectorial y a nivel geográfico tener un poco más de Asia”. Unas opciones de inversión que como siempre dependen del nivel de riesgo que se quiera asumir pero que a su vez denota la posibilidad de cerrar el ejercicio anual con alguna ganancia en cualquier cartera. Porque, como subrayaba Luna, todavía “hay partido”. 

Pendientes de Estados Unidos  

El pasado 28 de julio se confirmaron los pronósticos: Estados Unidos entró en recesión técnica tras el retroceso de la evolución de su economía por segundo trimestre consecutivo. Una realidad ante la que la Administración de Joe Biden y la propia Reserva Federal mantienen silencio, pese a que la contracción de dos décimas del PIB determinó lo contrario. 

Una situación impulsada por la alta inflación, que en el segundo trimestre aumentó hasta el 8,2%, así como la pandemia y la guerra de Ucrania, que bloqueó la cadena global de suministros. Pero si otro aspecto ha sido vital en esta recesión ese ha sido el incremento de los tipos de interés. Al menos, así lo justificó el propio presidente estadounidense. 

Y no es una afirmación menor. Tanto es así que la tasa de inflación elevada hasta el 9,1% en junio tuvo una respuesta inmediata del organismo que gobierna Jerome Powell, que decidió subir los tipos de interés en 0,75 puntos hasta dejarlos en la horquilla entre el 2,25 y el 2,5%. En total, desde este marzo, la Fed los ha subido en cuatro ocasiones. 

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