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Opinión

Redacción Capital

Sostenibilidad: 1,5 grados

Por José Francisco Rodríguez, presidente de Capital

sostenibilidad

Distintos estudios que se han presentado últimamente, y, sobre todo a raíz de la reciente reunión del COP26 celebrada en Glasgow, confirman que la incorporación de la sostenibilidad y de criterios ambientales no debe considerarse un coste para las empresas, sino un activo estratégico. 

Según el informe Global Business Pulse, de Grand Thornton, los empresarios consideran que la sostenibilidad debe ser uno de los principales activadores de la recuperación durante los próximos años. Se desprende claramente de los diferentes estudios, que el consumidor está cada vez más dispuesto a asumir una prima “extra” en el coste de las políticas de sostenibilidad. Pero quizá lo mas relevante es el cambio radical a nivel de empresas, en las que se equipara la importancia de la sostenibilidad incluso a la de la rentabilidad financiera. O, al menos, como parte a importante a considerar sobre cómo se obtiene esta rentabilidad. Lógicamente, a ninguno se nos escapa que este nuevo enfoque estratégico también viene impulsado por que la obtención de financiación se vincula cada vez más a disponer de un modelo de negocio sostenible. 

La transición energética se basa no sólo en la descarbonización, sino en la electrificación con fuentes limpias, el ahorro y la eficiencia energética. La sociedad actual no puede vivir sin energía, situación que aún se ha puesto de mayor relieve en estos últimos meses con la crisis energética y de costes que estamos viviendo. El informe anual de la Agencia Internacional de la Energía, publicado en octubre, muestra que, a pesar de los grandes avances en el despliegue de energías renovables, el consumo mundial de carbón, y, por tanto, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) continúan creciendo. Es decir, la tormenta perfecta: mayor coste energético y escasez.  

Acelerar el proceso de descarbonización se antoja muy complicado, ya que la renovación o actualización de las fuentes energéticas requiere grandes inversiones, y, lo que es más importante, inversiones a muy largo plazo. Por tanto, cualquier plan que se ponga en marcha llevará años para que podamos observar resultados positivos. Pero no hay que olvidar que también es un importante polo de inversión y creación de riqueza. 

Nuevos criterios de sostenibilidad

El cambio climático es una realidad, son múltiples los indicadores que lo muestran. Los propios consumidores son ya demandantes de nuevos criterios y valores de las marcas, como refleja el informe de Exasol, que indica que el 85% de los consumidores han cambiado de marca, porque entendían que no tenía una estrategia sobre el cambio climático. De hecho, según el citado informe, es muy previsible que estos criterios de los consumidores se vean aún más reforzados en los próximos tres años. 

Urge por tanto actuar y ser conscientes como sociedad de que el escenario futuro, antes o después, pasa por desarrollar un modelo económico sostenible, y que este cambio pasa por nuevas inversiones. Para favorecerlas, es imprescindible regular con criterios que salven la inseguridad jurídica para las empresas y apoyar con políticas fiscales el crecimiento con criterios sostenibles.  

En España importamos el 75% de la energía, lo que nos hace muy vulnerables, por lo que se hace aún mas urgente, acelerar la definición de un marco energético global consensuado. Especialmente, con los empresarios. También sería interesante reabrir el debate sobre energías como la nuclear, que me consta que es un tanto incómoda políticamente, pero que, ante el escenario futuro como país, habría que retomar. 

No estamos solos, en la Unión Europea hemos fijado indicadores vinculantes para sectores clave de la economía, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Así, Europa ha hecho de la lucha contra el cambio climático una oportunidad para volver a ser competitiva en la economía mundial, lo que, con toda seguridad, debería generar sinergias para España. 

Y, para terminar, una previsión bastante negativa. Según los pronósticos de BlackRock de principios de año, si no se adoptan medidas para mitigar el cambio climático, podríamos sufrir una pérdida acumulada de producción económica de casi el 25% en las próximas dos décadas. Nuestro planeta no se lo puede permitir. 

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