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Lifestyle

La ‘emigración deportiva’ de los españoles

Por Enrique Fernández

Estados Unidos ya tiene más de 2.000 deportistas españoles en sus universidades

Ha pasado más de medio siglo desde que Santiago Esteva diese el primer paso en la ‘emigración deportiva’ española. El nadador, nacido en Reus, se enrolaba en la Universidad de Indiana para compaginar sus estudios de Química con su formación deportiva, teniendo ya a sus espaldas una final olímpica en los Juegos Olímpicos de México de 1968.

Esteva, pionero de la ‘formación deportiva española-americana’, fue el primer español campeón de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA), la máxima organización del deporte universitario estadounidense, e inició una migración de deportistas españoles que no ha dejado de incrementarse a lo largo de los años. Actualmente, hay más de 2.000 alumnos deportistas españoles en universidades americanas.

España no está preparada para la compaginación de estudios y deporte profesional, haciendo que todos los jóvenes talentos se vean obligados a emigrar a EEUU para poder continuar desarrollándose sin renunciar a sus sueños deportivos. Además, en 2021, la NCAA estableció unas nuevas medidas que han cambiado el mundo universitario para siempre: cada estudiante-atleta puede recibir dinero a través de todo el país.

¿Qué significó este cambio legislativo? Que los deportistas universitarios pasaban de no tener ingresos (más allá de estar estudiando con becas) a ser deportistas profesionales con ingresos por la venta de su imagen con patrocinadores y otras variedades de actividades y empresas.

La suspensión oficial de las reglas que prohibían a los atletas lucrarse por sus derechos hizo que el ‘sueño americano’ se volviese aún más irresistible para los jóvenes deportistas españoles, que no solo podrían compaginar estudio y deporte (con una beca pagada en una universidad americana), sino que además podían cobrar ingresos por derechos de imagen y otras actividades, convirtiéndose en deportistas profesionales de pleno derecho (aunque se mantiene la prohibición de que las universidades paguen a sus atletas).

Para conocer mejor cómo funciona la formación de atletas universitarios y la emigración de jóvenes españoles al otro lado del charco, Capital conversa con Gonzalo Corrales Valenciano, fundador y consejero delegado de AGM Sport.

Estados Unidos, una cuestión de dinero y cultura

“En España sigue siendo imposible compaginar estudios universitarios con deporte de alto nivel. La diferencia con el sistema universitario americano es abismal”. Así de contundente se muestra Gonzalo Corrales al preguntarle por los fallos del sistema de formación español frente al americano.

Estas diferencias parten de la cultura con respecto al deporte universitario, viéndose como, al otro lado, las competiciones universitarias son consideradas como deporte profesional. Esto supone un mayor apoyo de los profesores a la hora de compaginar estudio y deporte, así como una disposición de instalaciones y material deportivo muy por encima del nivel aficionado.

“Existe una gran diferencia financiera, ya que las universidades cuentan con instalaciones de primer nivel, invierten muchísimo dinero y recursos en el deporte y por lo tanto en los deportistas. Materiales, fisios, instalaciones, etc. Los altísimos presupuestos e instalaciones deportivas con los que cuentan estas universidades son mejores que muchos clubes deportivos profesionales españoles en muchos casos”, añade Gonzalo Corrales.

El sistema universitario americano es único, no hay ningún otro país que ofrezca tantas ventajas a los estudiantes-deportistas

Gonzalo Corrales Valenciano, fundador y consejero delegado de AGM Sports 

Las ventajas económicas han ido en aumento con el paso de los años, sumándose el importante cambio económico de 2021 con la aprobación de los cobros de derechos de imagen de los deportistas por parte de la NCAA: “Ha habido un aumento, pero afecta solo a deportistas de alto nivel y a aquellos con más relevancia personal en su deporte. Estos atletas ahora ven la oportunidad de generar ingresos durante sus años universitarios, además de las becas”.

La inversión económica no está presente únicamente en la ‘materia deportiva’, ya que el principal factor determinante para muchos atletas está en poder desarrollar una carrera universitaria subvencionada, cuyo valor económico oscila entre los 50.000 y los 60.000 dólares. “Tienen becas deportivas, que hacen que muchísimos deportistas no tengan que pagar nada por sus estudios universitarios y su desarrollo deportivo, invirtiendo en ellos decenas de miles de dólares cada año”, confirma Gonzalo Corrales.

“El éxito de este sistema se debe principalmente a que los deportistas entrenan cada día y compiten al más alto nivel, como si fueran profesionales, mientras al mismo tiempo estudian una carrera universitaria que pueden terminar en cuatro años. El estudiar una carrera universitaria normalmente penaliza a los deportistas en sus países, mientras que, en el sistema americano, pueden desarrollarse personalmente, académicamente, y deportivamente”. 

¿Dónde pierde España más talento?

Lo primero de todo es saber qué condiciones debe cumplir un atleta para optar a una beca universitaria americana, y estos son: “Ser deportista de alto o muy alto nivel, haber terminado los estudios de bachillerato, no haber sido deportista profesional ni haber firmado contratos profesionales y realizar los exámenes de acceso a la universidad (SAT, TOEFL/Duolingo)”. Si el atleta cumple estos requisitos, podrá optar a una beca parcial o total para continuar su formación académica y deportiva en alguna universidad del país.

Ahora bien, la realidad de estas becas deportivas es muy distinta en función del deporte. Actualmente, en Estados Unidos hay más de 2.000 universidades que ofrecen becas deportivas en 20 modalidades distintas. De estas modalidades, los deportes en los que es más fácil conseguir becas son las modalidades femeninas de los más demandados: “tenis, golf, natación, atletismo, baloncesto, fútbol y hockey hierba, todos femeninos. A partir de ahí, los mismos deportes para los chicos, donde las becas son de menor cuantía”, comenta Gonzalo Corrales.

Según datos facilitados por AGM, España superó los 2.000 deportistas en universidades de Estados Unidos en la temporada 2021/2022, repartidos por todo tipo de universidades estadounidenses y competiciones: NCAA (División I, División II, División III), NAIA, Junior Colleges y Community Colleges.

De estos más de 2.400 atletas españoles repartidos por todo el tejido universitario americano, los deportes en los que más presencia española hay son el tenis (donde España cuenta con el mayor número de deportistas en estas universidades solo por detrás de los tenistas estadounidenses), el fútbol, el baloncesto, el golf, el atletismo, la natación y el hockey hierba.

Una fuga de talentos desequilibrada si analizamos cada deporte. Mientras que, en algunos como el golf, Estados Unidos se ‘lleva’ a los mejores talentos, en otros deportes, como el fútbol, los clubes españoles aún consiguen ‘retener’ en sus filas a los mejores proyectos. Una realidad que, desde el cambio de normativa de ingresos de la NCAA (2021), ha cambiado radicalmente, con el baloncesto como mejor ejemplo.

Desde el cambio de normativa, las canteras de los clubes españoles han perdido a algunas de sus grandes promesas nacionales como Aday Mara (saliendo de Casademont Zaragoza para enrolarse en UCLA) y Conrad Martínez (dejando Joventut para firmar por Arizona Wildcats) este verano, o Izan Almansa. La mayor promesa del baloncesto español decidió cruzar el charco el verano de 2021 cambiando el Real Madrid por la Overtime Elite, una liga impulsada por Jeff Bezos, medios de comunicación y estrellas de la NBA como Lebron James; y dando el salto este año a la G-League (liga de desarrollo de la NBA).

Esta fuga de talentos ha evidenciado los problemas que sufre España tanto en la formación universitaria de atletas de élite (por falta de instalaciones y la incompatibilidad de compaginar estudios y entrenamientos) como en las ligas profesionales (por la falta de categorías de formación para deportistas una vez alcanzan la mayoría de edad).

¿Cuál es el futuro de estos atletas?

“Muy pocos atletas consiguen dar el salto a la profesionalidad, son casos de baloncesto, golf, tenis, natación, atletismo o fútbol. Hay algunos que deciden probar suerte en EE. UU. y otros vuelven a Europa”. Así de contundente nos cuenta Gonzalo Corrales como es la difícil salida ‘profesional’ de estos atletas. Una oportunidad de profesionalización muy difícil que hace aún más importante la faceta académica de estas becas, ya que, de no conseguir asentarse como deportistas profesionales, al finalizar su etapa universitaria cuentan con un grado superior y un elevado nivel de inglés que les facilita su entrada al mercado laboral.

El funcionamiento de las agencias 

El salto de España a Estados Unidos no sería posible sin la intervención de las agencias. Estas compañías actúan de intermediarios entre los jóvenes deportistas españoles que quieren continuar su formación académico-deportiva en EEUU (ya sea formación secundaria, bachillerato o universidad) y las instituciones americanas que buscan promesas deportivas con las que mejorar sus equipos.

Mientras que los jóvenes españoles consiguen una formación académica-deportiva de máximo nivel subvencionada, las universidades incorporan talento que les permite lograr éxitos deportivos. Una relación win-win que se traslada al plano económico. La inversión que realiza la universidad en el estudiante (que puede llegar a ser de 60 mil dólares) se ‘recupera’ con los ingresos que estos deportistas generan por retransmisiones televisivas, patrocinadores, abonos, etc.

En el caso de las agencias, la financiación de éstas se basa en el cobro de unos honorarios a las familias por toda la consultoría que realizan, siguiendo las reglas marcadas por la NCAA: “cobramos a todos los deportistas la misma cantidad, independientemente del nivel del deportista o de la beca que consiga”.

El trabajo de estas agencias parte de la confianza puesto que las relaciones forjadas entre los clientes (deportistas y padres) y agente son “muy importantes”, destaca Gonzalo Corrales. “Estamos ocupándonos del futuro personal, académico y deportivo del bien más preciado de cada casa (los hijos). Es la decisión más importante para el futuro del deportista y los padres confían en nosotros (en muchos casos ciegamente)”.

La nueva realidad del deporte español supone la formación a distancia. La incapacidad del sistema educativo y deportivo nacional está provocando una huida de talento que permite una formación de máximo nivel para los jóvenes españoles, pero que tiene como contrapartida la caída del número de deportistas nacionales en las competiciones españolas (con su respectivo impacto negativo en los clubes tanto a nivel económico como deportivo).

Nuestros jóvenes se suben a un avión con destino EEUU en busca de un futuro mejor que les es imposible conseguir en su tierra natal. Un viaje que puede ser solo de ida, dejando ‘despobladas’ las competiciones nacionales de jóvenes talentos españoles.

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