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Revista Capital

Jorge Dezcallar, ex director del CNI: “El papel de España en la crisis de Ucrania no ha podido ser más...

Por Redacción Capital

“China está invirtiendo hasta 300.000 millones de dólares en tecnología para asegurarse la supremacía” 

“Biden perderá las legislativas de Mid-Term en noviembre, en parte, por el precio de la gasolina” 

Jorge Dezcallar, ex director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y con una trayectoria de muchos años ocupando el cargo de embajador de España en países como Marruecos, Estados Unidos y ante la Santa Sede, acumula una carrera de décadas de servicio al Estado desde que se incorporara a la carrera diplomática allá por 1971. Tras una vida profesional dedicada a la política exterior, hoy, a sus 76 años, es el autor del libro “Abrazar el mundo. Adónde vamos” en el que reflexiona sobre la dirección a la que se dirige la sociedad española y el rumbo que toma la geopolítica actual.  

En estas páginas, narra desde los cambios provocados por las revoluciones de la tecnología hasta las relaciones internacionales dominadas por Estados Unidos, China y Rusia, y el papel de la Unión Europea (UE). El ex director del CNI conversa con Capital sobre cómo afectará internacionalmente la invasión en Ucrania; el cambio de posición de nuestro país respecto al Sáhara; la última polémica en la actividad del CNI y el impacto económico que producirá la descorazonadora crisis geopolítica que hoy vivimos.  

Su nuevo libro se titula “Abrazar el mundo. Geopolítica: hacia dónde vamos”. Con la inflación disparada y a las puertas de una crisis inminente, ¿España va en buena dirección? 

No creo que ni España ni nadie vaya en estos momentos en la buena dirección. Vivimos un periodo complicado caracterizado por el fin del sistema multilateral de reglas que -mejor o peor- han regido el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La prueba es la decisión de Putin de hacer saltar por los aires la arquitectura de seguridad europea, como anticipo de lo que puede venir de China en un futuro no lejano. Cuando un sistema se acaba y otro no acaba de nacer, estamos en lo que Claudio Magris llamaba “la época de los monstruos”. 

Con el estallido de la guerra en Ucrania y la crisis geopolítica que ha provocado, ¿cuál es el rumbo que prevé que tomará la escena internacional a partir de ahora? 

Vamos hacia una creciente polarización entre Estados Unidos y China. EE.UU. trata de arrastrar a Europa a sus posiciones, como acabamos de ver en la Cumbre de la OTAN que se ha celebrado en Madrid, y Rusia gravita inevitablemente hacia la órbita de China. Se anuncia así un bipolarismo imperfecto y antipático entre democracias y regímenes de corte autoritario, con tensiones, guerras comerciales, proteccionismo y anomia donde el pez grande se come al chico. Es una tendencia muy peligrosa que, si no se detiene, puede acabar en la ruptura (decoupling) o en algo mucho peor. 

¿Piensa que la Unión Europea (UE) está jugando el papel que le corresponde frente a la crisis actual? ¿Y nuestro país? 

Europa se crece en las dificultades y lo está demostrando durante la crisis de Ucrania, como ya antes hizo con los Fondos Next Generation durante la pandemia. La decisión de acoger a cuantos refugiados lleguen de Ucrania (ya son siete millones), el envío a este país de material militar letal con cargo a los presupuestos comunitarios o haber logrado poner de acuerdo a 27 países sobre seis paquetes de sanciones a Rusia simétricos en su origen, pero muy asimétricos en sus resultados, porque nos afectan de manera muy diferente a unos y a otros, no es tarea menor en un ámbito en el que las decisiones se toman por unanimidad. 

Hay que ser conscientes de que a partir de ahora la ruptura de esos consensos -y de separar a Europa de los EE.UU.- será tarea primordial de la diplomacia rusa. En cuanto a España, su papel no ha podido ser más irrelevante, me temo. ¿Dónde estaba Sánchez cuando Scholz, Macron y Draghi fueron juntos a Kiev en junio? Hasta que se ha reivindicado con una espléndida organización de la Cumbre de la OTAN, que ha sido un indudable éxito diplomático y político. 

En su libro también menciona la transformación tecnológica. ¿Cuál cree que es el cambio más relevante que ha provocado la digitalización? 

Según la Ley de Moore, la capacidad de procesamiento se duplica cada 18 meses, es una revolución imparable que cambia día a día. El impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestras vidas es enorme y la Brookings Institution cree que el país que la domine en 2030 dominará el mundo a fin de siglo.

Quizás por eso China, que desde Mao sabe que la humillación que siguió a las Guerras del Opio se debió a su inferioridad tecnológica, está dispuesta con Xi a impedir que eso vuelva a suceder y está invirtiendo hasta 300.000 millones de dólares para asegurarse la supremacía. Otra cosa es que lo vaya a lograr porque la superioridad norteamericana en ciencia e innovación es todavía aplastante. La lástima es que Europa esté ausente de esta competición, como reconoce el gran gurú Kai Fu Lee. 

¿Qué opina sobre el cambio de posición de España en el Sáhara? ¿Cree que tendrá implicaciones económicas, además de geopolíticas? 

No entiendo el cambio de política del presidente Pedro Sánchez sobre el Sáhara. Entre otras razones, porque no nos ha explicado todavía las ventajas que tiene para España o para avanzar en la solución de un conflicto que ya dura 47 años. Hasta ahora, España estaba cómoda bajo el paraguas que le brindaba la ONU, de forma que nosotros apoyábamos lo que la ONU dijera (referéndum de autodeterminación o acuerdo entre las partes). Y ahí estábamos seguros frente a las presiones contrapuestas de Argelia y Marruecos.

La decisión del Sr. Sánchez nos ha colocado ahora en mitad de la lucha que Argelia y Marruecos libran por la hegemonía en el Magreb y es inevitable que salgamos mal parados. Ahora Rabat está contenta, pero Argel está muy enfadado. Claro que sufriremos consecuencias políticas y económicas adversas como consecuencia de esta decisión. De hecho, ya las hemos comenzado a sufrir. 

¿En qué punto se encuentra España en su relación con Marruecos, según su experiencia como ex embajador en Rabat? 

En relación con Marruecos no podemos estar mejor como consecuencia de la decisión presidencial de apoyar el referéndum de autonomía que Rabat propone para el Sahara. Es una luna de miel que veremos lo que dura, porque persisten muchos contenciosos entre nosotros en torno a la inmigración ilegal, el tráfico de drogas, la delimitación de aguas frente a Canarias o en torno a nuestras ciudades norte-africanas, etc. y, sobre todo, porque Marruecos nunca renunciará a la reivindicación de soberanía sobre Ceuta y Melilla. Si alguien piensa otra cosa, se equivoca. Mucho me temo que mostrar debilidad ante Marruecos, como hemos hecho ahora, es garantía de futuros problemas. 

“Marruecos nunca renunciará a la reivindicación de soberanía sobre Ceuta y Melilla” 

Jorge Dezcallar, ex director del CNI

El CNI tenía supuestamente los permisos pertinentes para su actividad, es decir, su actuación reciente ha sido de acuerdo con la ley. ¿Por qué se le ha castigado entonces? 

Eso hay que preguntárselo a quiénes han impuesto los castigos. Yo lo ignoro. El CNI hace lo que le pide el gobierno en la Directiva Nacional de Inteligencia y cuando eso afecta a los derechos que reconoce el artículo 18 de la Constitución necesita autorización de un juez, que no es un juez cualquiera, sino el presidente de la Sala III del Tribunal Supremo, que es muy exigente en sus autorizaciones. El resultado del trabajo del CNI, convertido ya en inteligencia, va a parar a manos del mismo gobierno que se lo encargó. Si alega desconocimiento, es porque no lo ha leído, que también es una posibilidad no descartable. 

La destitución de su ya ex directora, Paz Esteban, ¿cree que ha estado justificada? 

Mucho me temo que Paz Esteban ha sido el fusible que el Gobierno ha hecho saltar para no electrocutarse. Como si la gente no fuera a darse cuenta. Aznar hizo conmigo lo mismo después del 11-M. 

Usted tiene experiencia en el sector petrolero. Desde la distancia y desde su visión actual, ¿no cree que la situación actual de costes de la gasolina tiene que ver con una fijación de precios elevados que no se justifica con la actual cotización del petróleo en el mercado?  

No. La situación actual tiene que ver con un problema de oferta. Rusia produce el 11% del petróleo mundial (tres millones de barriles al día) y no es posible sacar ese volumen del mercado como consecuencia del régimen de sanciones sin que los precios se alteren. Sobre todo, cuando no hay capacidad (Venezuela) o voluntad (Arabia Saudita) o posibilidad (Irán) de que otros países suplan la cantidad retirada. Por eso no es descartable una subida mayor de precio del barril de petróleo hacia fin de año. Ojalá me equivoque. 

“Rusia produce el 11% del petróleo mundial y no es posible sacar ese volumen del mercado sin que los precios se alteren” 

Jorge Dezcallar, ex director del CNI

¿Qué pasará con la economía nacional cuando finalice la guerra? ¿Realmente algún país saldrá victorioso de esta situación? 

De esta malhadada invasión rusa nadie saldrá bien parado. Nadie. Ni Ucrania, ni Rusia, ni los europeos, ni los americanos… Biden perderá las legislativas de Mid-Term en noviembre en gran parte por el precio de la gasolina en los EE.UU. Ni siquiera los africanos, a los que no les llegará el trigo ruso y ucraniano, que es el 30% de las exportaciones globales, y sufrirán hambrunas por esta causa. Todos perdemos. Quizá sólo China quede al margen y tal vez también por eso es renuente a utilizar su innegable influencia sobre Putin para hacerle desistir de su invasión que rompe todas las leyes del derecho internacional. 

“Solo abrazando el mundo que nos sustenta podremos volver a abrazarnos nosotros sin miedo al futuro”, esta es una de las frases de su libro. Resulta difícil teniendo en cuenta que el futuro no se presenta prometedor. ¿Cómo podemos “abrazar el mundo” para no tener miedo a lo que nos espera? 

Que la situación sea mala hoy no quiere decir que no pueda empeorar en el futuro. La gran diferencia con épocas anteriores es que ahora somos conscientes de los problemas globales que nos acechan: clima, pandemias, hambre y desigualdades, terrorismo y ciber-terrorismo, proliferación nuclear, grandes migraciones… Sabemos que no se pueden combatir con respuestas locales, sino que tenemos que cooperar para hacerles frente y que eso exige dejar de lado lo que nos separa para centrarnos en lo realmente importante.  

Del calentamiento global, de las condiciones que imperen en el nicho ecológico que nos sustenta depende también no ya el futuro de nuestros hijos, sino el mismo nuestro como especie. El que no lo vea es porque está ciego y desgraciadamente parece haber mucho alrededor. Lo importante, el gran cambio hoy, es que sabemos lo que hay que hacer y que tenemos los instrumentos para ello, si conseguimos también la necesaria voluntad política. Es un terreno en el que EE.UU. y China deberían marcar el camino. 

Echando la vista atrás, después de tantos años de servicio al Estado. ¿Qué es lo que más satisfacción personal le ha provocado en su carrera? 

Lo que más satisfacción me ha dado es haber acertado en mi elección y haber dedicado mi vida a algo que me ha gustado. Y creer que he podido contribuir modestamente a colocar a mi país en el lugar que le corresponde en el mundo durante la Transición, y en hacer que el mundo sea quizás un poquito mejor. Cuando ahora hablo con jóvenes que empiezan su vida les digo siempre que no miren dónde van a ganar más dinero, porque con tener lo suficiente basta, sino que miren dónde se van a divertir más, porque la vida pasa rápido y porque sólo harán realmente bien aquello que les guste hacer. 

¿Hay algo que considera que debería haber hecho y no pudo? En otras palabras, ¿tiene alguna espinita clavada? 

¿Espinita? Siempre hay cosas que te hubiera gustado hacer y no has hecho, pero me conformo con lo que la vida me ha deparado y permitido hacer. Pero si hay algo que realmente me hubiera gustado es haber podido impedir los atentados del 11-M en Madrid o a muerte en Irak de los agentes del CNI. ¡Eso sí que me hubiera gustado de verdad! 

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