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Opinión

Redacción Capital

El alquiler vacacional, pilar del crecimiento económico

Adolfo Merás, presidente de Madrid Aloja

El alquiler vacacional ha acusado, al igual que el resto del sector turístico, el impacto de la pandemia. No obstante, su resurgir está cada vez más cerca a medida que se culmine con éxito la reapertura de nuestras fronteras, lo que aliviará a otros sectores dependientes de la llegada de turistas como es el de la hostelería.

En el punto de mira está recobrar los niveles previos a la crisis, ya que Madrid -por ejemplo- registró 8,3 millones de noches reservadas por nuestros visitantes en 2019 a través de las principales plataformas, según datos de Eurostat. Y, lo más importante desde el punto de vista económico, es que estos visitantes contribuyeron con más de 1.800 millones de euros al PIB regional debido a su efecto tractor en la economía, puesto que solo un 15,7% del gasto diario va al alquiler en Madrid y el resto se realiza en comercios de proximidad, restaurantes, bares, museos… e incluso en otras regiones limítrofes como Segovia, Toledo o Cuenca, dado que las viviendas de uso vacacional actúan como distribuidores territoriales de gasto.

Su aportación económica es notable gracias a que Madrid fue la quinta ciudad europea con mayor número de reservas tras París, Barcelona, Roma y Lisboa. Aun así, esta posición y aportación está en juego debido a la incertidumbre jurídica que rodea al alquiler vacacional y a pesar de que nuestra ciudad no tiene un gran monumento o lugar que atraiga todas las miradas como sucede con la Torre Eiffel, la Sagrada Familia o el Coliseo Romano.

Sin duda, las viviendas vacacionales -por sus singulares características- han colaborado de manera definitiva para situar a Madrid como destino paradigmático de esta nueva tendencia del turismo mundial enfocada en vivir la experiencia, disfrutar del ocio, de la gastronomía y de la cultura por encima de la mera visita fotográfica.

Por tanto, para mantener ese quinto puesto e incluso aspirar a más, es necesario reforzar el diálogo y ampliar el consenso ente los distintos actores a través de un pacto sectorial que incremente la competitividad turística no solo de nuestra ciudad sino también de nuestro país frente a otros destinos europeos o mundiales. Para ello, somos conscientes de que hará falta un equilibrio y un “fair play” que permita crear una oferta sostenible y de calidad del alquiler vacacional.

El consistorio busca adecuar el urbanismo de la ciudad a la realidad del siglo XXI, como así lo ha reconocido recientemente Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, en el Debate sobre el Estado de la Ciudad, señalando que en cuestión de semanas aprobarán el avance de la modificación de las Normas Urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid para regular, entre otros temas, las viviendas turísticas.

Esta incertidumbre ha sido la principal culpable que ha impedido que el alquiler vacacional tuviera una mayor contribución a la recuperación económica de la capital. De ahí que, tras el impacto de la pandemia, sea importante poner los cimientos para que se produzca un crecimiento sano, sostenible y de calidad de este tipo de viviendas.

Desde Madrid Aloja no somos ajenos a la necesidad de contribuir a un crecimiento de calidad y hemos presentado una batería de medidas al Ayuntamiento entre las que contemplamos el acotamiento del número de nuevas viviendas turísticas hasta el 40% de las que alberga un edificio o el censo de viviendas turísticas, con un sistema de plazas limitado -con criterios objetivos- pero dinámico.

También es de gran relevancia el depósito de garantía proporcional al número de huéspedes, ya que nuestra prioridad principal es la convivencia con los vecinos para poner fin a esas ‘malas praxis’ que hay en el sector, pese a que solo un 3,5% de los madrileños considera las viviendas de alquiler vacacional como un problema de la ciudad, según la Encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción con los Servicios Públicos del Ayuntamiento de Madrid de 2019.

Para garantizar esa convivencia con los vecinos y la seguridad tanto de propietarios como de huéspedes contemplamos el acceso digital -sin llave física- al inmueble, ya sea a través del smartphone o tarjeta y la instalación de sistemas de controles de ruido y vigilancia nocturna para garantizar el descanso de todos. Además, medidas que han tenido éxito en otras regiones también deben ser de obligada implementación, como es el caso de creación de la Oficina de Servicio de Mediación y Convivencia para que los vecinos se sientan escuchados, comprendidos y ayudados: una medida que ya ha demostrado en otras urbes más de un 90% de eficacia para resolver los problemas más comunes.

En definitiva, el alquiler vacacional puede poner su grano de arena para contribuir al resurgir del turismo, en la medida en que ha sido, es y tiene que seguir siendo el motor de nuestro crecimiento económico.

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