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Directivos

Pilar González de Frutos (Unespa): "La seguridad total no existe"

Por Redacción Capital

La presidenta de la patronal de los seguros, Unespa, comenta con Capital cómo se encuentra la actualidad del sector en estos momentos

El sector de los seguros evoluciona en España a ritmo constante, más allá de lo que pudiese aparentar la situación sanitaria vivida desde el pasado 2020. Pero es que esta área va mucho más allá y se encuentra actualmente en un momento clave de transformación y de retos por asumir. Por ello, para conocer más al respecto, Capital habla con Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, la patronal de los seguros.

¿Es España un país asegurado?

Es una consideración relativa. España es un país con interesantes niveles de aseguramiento, pero están por debajo de la situación que se observa en los países centrales de nuestra área económica. Esto quiere decir que en España existen, todavía, gaps de aseguramiento. Sobre todo, en los ámbitos de la previsión y del seguro de vida.

¿Qué comunidades son las más dadas a asegurar y cuáles son las que menos? ¿Cómo va a evolucionar esta tendencia?

Esto es algo que depende del seguro sobre el que hablemos. La Comunidad de Madrid y Baleares son, por ejemplo, los territorios con una mayor presencia relativa del seguro de salud. Sin embargo, el seguro patrimonial privado, fundamentalmente del hogar, es comparativamente más elevado en el País Vasco. Por último, en Cataluña existe un plus de previsión que se aprecia en las cifras relativas al seguro de vida.

¿Cuáles son las principales preocupaciones de los asegurados en este momento?

La Covid-19 ha intensificado los contactos entre las aseguradoras y sus clientes y las reflexiones que ya estaban en marcha antes. Ahora los consumidores demandan una mayor implicación de las entidades en la reconstrucción de la era post Covid-19, así como una mayor transparencia como vía para generar confianza. Por eso estamos identificando un claro deseo de disponer de una protección integral, es decir, que sea toda la familia la que esté cubierta. A esto hay que sumar que la tecnología ha llevado a las personas desear cada vez más fuentes de confianza y por eso se muestran cada vez más recelosos de ceder sus datos a terceros. Por último, reconocen que el ahorro es un elemento más relevante tras la pandemia por las incertidumbres que existen en torno al futuro.

Comenta que cada vez las personas son más recelosas de ceder sus datos a terceros y lo cierto es que la ciberseguridad se ha implantado como una de las grandes amenazas del tiempo presente. ¿Cómo paliarlo? ¿Cómo se está viendo representado en el sector seguros?

Es cierto que en los últimos años se han producido cambios muy importantes en la forma de operar los distintos operadores del mercado, tanto en el ámbito personal como en las actividades económicas que se desarrollan. Esto ha conllevado la aparición de una serie de riesgos muchas veces desconocidos a los que enfrentarse como son los ciberataques.

En este contexto, el primer reto que tiene el seguro en materia de ciberseguridad es ayudar a incorporar la cultura de la prevención en las pymes y entre los particulares. Hace tiempo que las grandes empresas incorporan el riesgo cibernético en su gestión de riesgos; ero la pyme, en líneas generales, tiene todavía que desarrollar esa cultura específica pues normalmente estén cubiertas por seguros más o menos estandarizados que incluyen protecciones ante los riesgos más comunes. Las grandes empresas, por el contrario, tienen planes específicos.

Entre otros aspectos, el seguro debe superar las dificultades para obtener información sobre la tipología y casuísticas ante amenazas y ataques cibernéticos que se van produciendo, de forma que pueda trasladar esos conocimientos a los productos. Porque entendemos que el seguro y la ciberseguridad se complementan. Sin ciberseguridad será muy difícil que una aseguradora esté dispuesta a aceptar este tipo de riesgos. Pero la seguridad total no existe.

Si echamos la vista un poco para atrás, según los datos de Unespa, al cerrar 2019 España contaba con 10,6 millones de asegurados “que no consumen los servicios sanitarios públicos”. Unos datos que suponen el 22,48% de la población del país y que mantienen la tendencia alcista de alrededor del 4% al 5% que se lleva produciendo en la contratación de este tipo de servicios desde el año 2004/2005. Sin embargo, ¿han variado al alza estas cifras en los últimos meses por los efectos de la Covid-19?

En los últimos 15 años los seguros médicos han mantenido un crecimiento sostenido de la facturación del seguro de salud por la recurrencia con la que la gente lo utiliza, que le otorga una fortísima sensación de servicio entre sus clientes. Además, es muy valorado por las empresas pues muchas han incorporado el seguro de salud para sus trabajadores como concepto retributivo complementario. El seguro de salud es, de hecho, uno de los beneficios sociales más valorados entre la plantilla.

A todos estos motivos se suma ahora una mayor sensibilidad hacia la salud derivada de la pandemia. El sector asegurador ha facilitado el acceso a atenciones a enfermos de coronavirus y también ha sufragado pruebas diagnósticas a millones de personas en España, pero además es importante tener en cuenta que las atenciones que presta la sanidad privada son atenciones que se ahorra el sistema público sanitario. Quienes contratan un seguro de salud hacen uso del mismo y, aunque pueden ir a la Sanidad Pública como cualquier contribuyente, van a la privada y alivian así la carga de trabajo que tienen los centros públicos.

Según datos de 2020, hay 11 millones de personas que pagan por un seguro de asistencia sanitaria en España y que, por lo tanto, no consumen los servicios sanitarios públicos. Por eso es evidente el ahorro de costes para la Administración.

El seguro protege 980.000 millones de euros de patrimonio industrial, la mayoría pymes. Durante el confinamiento del pasado año no fueron pocos los pequeños empresarios que detectaron robos en sus empresas a causa del cierre de dichas compañías por el Estado de Alarma. ¿Qué datos tienen al respecto? ¿Se han sufragado ya las pérdidas de dichos robos?

En primer lugar, conviene matizar que el seguro tiene datos de robo, sí; pero datos de robo en negocios asegurados. Solo el Ministerio del Interior tiene los datos de todos los robos ocurridos en España. A raíz de la pandemia, se han producido menos robos en comercios y en industrias. De hecho, las estimaciones hablan de que, mientras en 2019 el total de robos en comercios e industrias asegurados pudo estar en torno a los 75.000, en 2020 esa cifra probablemente estuvo en los 55.000.

En cualquier caso, el ejercicio 2020 fue atípico y los robos se concentraron en los meses en los que no hubo confinamiento. Además, si se compara la cantidad de robos cometidos con el parqué total de comercios asegurados se descubre que las provincias más propensas a presenciar estos delitos son las dos Castillas, Madrid y Andalucía. Y, en cuanto a número de habitantes, aquellas localidades de menos de 10.000 habitantes, pero, en especial, las que no alcanzan los 5.000 vecinos son las que presentaron mayores problemas con los robos en comercios. 

La letra pequeña en los seguros es determinante para que el consumidor no se sienta defraudado. ¿Luchan de alguna forma desde Unespa para la existencia de una totalidad de buenas prácticas dentro del sector?

El fomento de las buenas prácticas es uno de nuestros elementos fundamentales. Por eso hemos impulsado en los últimos años numerosas iniciativas en materia de autorregulación para fomentar las buenas prácticas, como la Guía de Buenas Prácticas de Transparencia en la Comercialización del Seguro. Esta guía aborda los principios generales que deben presidir la comercialización de los seguros por las aseguradoras en cualquier modalidad de venta.

Asimismo, hemos impulsado guías de buenas prácticas en materia de Transparencia en la Información Previa sobre los seguros más comunes y están orientadas a facilitar una mejor comprensión de los productos de seguro al cliente, especialmente en lo relacionado con la información previa a la contratación para que sea cada vez más clara, comprensible y transparente.

Ocho de cada diez entidades aseguradoras participan o promocionan programas de educación financiera que forman a consumidores informados. No obstante, ¿es suficiente para poder catalogar a la población como conocedora de los aspectos más básicos de esta materia?

Todos los ciudadanos tenemos contacto cotidiano con productos financieros a lo largo de nuestra vida. Por eso, es imprescindible que todos tengamos unas nociones básicas sobre cuestiones como los medios de pago, el ahorro, los préstamos, los seguros o los mercados. Desde Unespa cada año contribuimos al Plan Nacional de Educación Financiera (PNEF) con algún tipo de iniciativa divulgativa relacionada con los seguros o el ahorro. Aunque en materia educativa siempre queda trabajo por hacer. Siempre hay posibilidad de aprender algo más.

Según Unespa, la previsión social empresarial en España está muy poco desarrollada. De hecho, según sus datos, sólo un 16% de los trabajadores tienen un sistema de previsión social empresarial. ¿Cuáles son los motivos? ¿Cómo podemos revertir esta situación y qué beneficios aportaría?

La promoción de la previsión social empresarial es una medida fundamental para dar cumplimiento a las recomendaciones de la Comisión del Pacto de Toledo, aunque no se puede perder de vista que en el momento actual el sistema de empleo está muy poco extendido en España, dando cobertura a un número reducido de trabajadores.

A este respecto, desde Unespa defendemos que las aportaciones a los sistemas complementarios deben realizarse tanto por parte del empresario como por parte del trabajador y encontrarse incentivadas fiscalmente, tanto las que se realicen a fondos de pensiones de empleo públicos como privados. A este respecto, resulta esencial que se permita que, no sólo las contribuciones empresariales, sino también las aportaciones de los propios trabajadores a sus sistemas de empleo puedan beneficiarse del límite incrementado de aportación anual con derecho a reducción fiscal de 8.000 euros anuales.

También creemos que se han de diseñar de manera consensuada y con un período de implementación realista los fondos de pensiones de empleo de promoción pública y establecer un período transitorio para su puesta en funcionamiento, así como recuperar los incentivos al empresario que realice aportaciones a los sistemas complementarios de previsión social.

Este pasado 2020 también fue el año de la digitalización, de la innovación. ¿Qué tipo de desarrollos en materia de innovación se produjeron especialmente en el sector seguros?

Una de las apuestas que más ha aplaudido el sector asegurador en 2020 es la creación del sandbox regulatorio en España. Esta norma permite analizar las nuevas propuestas y colaboraciones tecnológicas en un entorno seguro y controlado y, además, constituye una oportunidad para iniciar un ejercicio de simplificación normativa como mecanismo necesario para el efectivo desarrollo de la innovación y para elaborar una cartografía de las obligaciones existentes en el ámbito financiero.

Otro aspecto clave a tener en cuenta en este ámbito es que la colaboración con otros socios y sectores ha aumentado con la aparición del denominado fenómeno insurtech, que contribuye a que el sector asegurador sea más innovador, ágil, fiable y rentable.

En cualquier caso, creemos que la actividad aseguradora en plena era de la transformación digital del sector debe ir acompañada de una normativa que sea tecnológicamente neutra. Seguimos por tanto con mucho interés las numerosas iniciativas que se están desarrollando en aspectos como la regulación de la inteligencia artificial, el blockchain, los sistemas de datos abiertos (open insurance) o la irrupción de las grandes plataformas digitales de distribución. Confiamos en que legisladores y supervisores sepan encontrar el justo equilibrio entre la protección de los intereses y derechos de los consumidores, y el desarrollo tecnológico del sector gracias a la innovación. Por nuestra parte seguimos trabajando en fomentar el uso ético de las nuevas tecnologías en un entorno de transparencia incrementada.

Durante su discurso en el evento ‘La economía de la pandemia’ del pasado junio alegó que el sector asegurador se ha convertido en la mayor plataforma agregada de prestación de servicios de la economía española. ¿Cuáles son las causas?

Hace ya muchos años que el seguro tomó la decisión estratégica de que, allí donde sea posible, es más eficiente facilitarle al cliente la solución al problema que reembolsarle los esfuerzos que haga él para proveerse de dicha solución. Esta estrategia supone que el sector asegurador haya entrado en contacto directo con un amplio abanico de profesionales y proveedores: médicos, abogados, reparadores, etc. La vertebración de estos servicios ha hecho, además, que el seguro haya aprendido a utilizar siempre las mejores herramientas tecnológicas de cada momento, por lo que esta vertiente de prestación de servicios ha sido fundamental a la hora de modernizar los usos del sector. Para nosotros el seguro es la sala de máquinas de la economía porque resuelve miles de percances cada hora. Está en todas partes.

Por otro lado, según el ‘V Informe Brecha Salarial y Techo de Cristal’ elaborado por Gestha, el sector bancario y el de los seguros son los que disponen de una mayor brecha salarial en España con una disparidad que puede llegar a superar los 16.300 euros. Como presidenta de Unespa, ¿es partícipe de alguna medida para paliar esta diferencia salarial entre hombres y mujeres?

El mundo laboral es el reflejo de lo que ha pasado previamente en el mundo educativo, aunque cabe destacar que se ha producido un incremento muy importante en el número de mujeres que ocupan cargos de alta responsabilidad en el sector asegurador. En la actualidad ellas detentan el 21% de los puestos de máxima responsabilidad de aseguradoras en España y son el 31% de los integrantes de los comités de dirección. ¿Son datos mejorables? Absolutamente. Pero no tengo la más mínima duda de que van a mejorar por la propia evolución sociológica de la plantilla del seguro. Aunque hay algo que me preocupa y es que todos los departamentos que son mayoritariamente dirigidos por mujeres en las aseguradoras tienen una cosa en común: se nutren de profesionales formadas en Ciencias Sociales.

Para revertir ese tipo de situaciones y que la paridad llegue a todos los departamentos, es necesario que se produzca un cambio antes en el sistema educativo. Especialmente, en la universidad. Es necesario que más chicas ingresen en las facultades de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas para que haya más mujeres que puedan dirigir los departamentos más ligados a las Ciencias Puras que existen en las empresas. La relación entre lo que pasa en la educación y lo que ocurre en mercado laboral (y por extensión en la brecha retributiva) es directa. Por eso creo vital incrementar la presencia femenina en las disciplinas STEM.

Por último, ¿qué previsiones esperan para lo que resta de 2021 y el próximo 2022 en el sector asegurador?

La evolución del seguro depende de la situación económica general. Las incógnitas sobre el comportamiento de la economía en el corto plazo son muchas, pero todos apostamos por una recuperación clara e, incluso, acelerada. En cuanto al seguro, esperamos que incremente su facturación en los próximos meses como respuesta a este mejor tono económico, pero el ritmo es difícil de adivinar.

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