Familia Gil, en sus más de 100 años de historia, suma 11 bodegas repartidas por todo el país
La historia de las bodegas Familia Gil comienza en 1916, cuando su fundador, Juan Gil Jiménez, de oficio picapedrero, decide cultivar vides para vender vino a granel en plena Guerra Mundial. Unas vides que supusieron la primera piedra en la edificación de las Bodegas Juan Gil.
Con el paso de los años, los herederos de Juan Gil mejoraron y consolidaron la bodega del fundador aplicando los conocimientos tradicionales del oficio y convirtiendo a la misma en todo un referente en Jumilla (Murcia).
Con el salto al siglo XXI, la cuarta generación asumió el rumbo de la bodega, siendo un punto de inflexión en la historia del grupo Viñas Familia Gil. En primer lugar, porque los vinos de la bodega dieron el salto a Estados Unidos, y, en paralelo, la familia Gil desarrolló una fuerte estrategia de crecimiento en España.
La conquista de España
Dentro del territorio español, a la bodega matriz Juan Gil situada en Jumilla se le sumaron otras diez bodegas repartidas por las principales denominaciones de origen del país:
Juan Gil (D.O.P. Jumilla): Los viñedos pioneros de la bodega están situados entre 700 y 850 metros de altitud, sobre un suelo pedregoso y pobre de nutrientes que, sumado a las duras condiciones del clima, provocan que la producción de cepas sea baja, con frutos pequeños, pero de gran concentración. En el año 2002, tiene lugar la primera ampliación con la creación de las bodegas El Nido (D.O.P. Jumilla), a 10 kilómetros al norte de la ciudad de Jumilla.
Cellers Can Blau (D.O. Montsant): esta bodega supuso el primer proyecto de expansión más allá de Murcia (2005). Situados en los valles arcillosos de la sierra del Montsant, en la comarca de El Priorat (Tarragona), estos viñedos destacan por la riqueza de sus vides de Syrah y uvas Garnacha. Ese mismo año tiene lugar la creación de los viñedos Ateca (D.O. Calatayud), ubicados en las laderas de los Montes de Ateca (Aragón).
Atalaya (D.O. Almansa): la tercera expansión de las bodegas se llevó a cabo en 2007 con la adquisición de viñedos en Almansa (Albacete). Estas vides producen frutos de las variedades autóctonas Garnacha Tintorera y Monastrell, dando como resultado vinos tintos expresivos y sedosos que mantienen la esencia escarlata de la tierra.
En el año 2008, Viñas Familia Gil entra en Castilla y León apostando por la fuerza y distinción de los vinos del Reino de León (Tridente (V.T. Castilla y León)), más los vinos blancos de uva Verdejo de los viñedos Aldeanueva del Codonal (Segovia). Una producción reducida en la que se garantiza la genética varietal en estado puro y la alta calidad (Shaya (D.O. Rueda)).
Cinco años más tarde, la bodega da el salto a Galicia y sus albariños con Lagar da Condesa (D.O. Rías Baixas). 20 hectáreas de viñedos situadas en el municipio de Caldas de Reis (Pontevedra) destinadas al cultivo y elaboración de vino blanco monovarietal de Albariño.
La Familia Gil no ha cesado en su proyecto de crecimiento, sumando bodegas y nuevos productos a una vertiginosa velocidad desde su primera fase de expansión en 2002. Una “conquista” a la que se incorporaron dos nuevas adquisiciones en 2016, conmemorando el centenario de la bodega: Morca (D.O. Campo de Borja), situada en la localidad de Borja (Zaragoza), y Rosario Vera (D.O.Ca. Rioja), bodega ubicada en Laguardia (Álava) con viñedos propios en la Rioja Alavesa.
La última expansión de la Familia Gil se produjo en 2019 con la incorporación de Llicorella Vins (D.O.Ca. Priorat). Estos viñedos situados en Gratallops, una de las zonas vitivinícolas de mayor prestigio y proyección internacional, suponen un nuevo proyecto de sostenibilidad e innovación para la bodega en la elaboración de vinos. Un proyecto que se completará con una nueva bodega en El Molar, a la orilla del río Siurana.
Todas estas fases de conquista por parte de la compañía familiar murciana a lo largo de los últimos 21 años se han materializado en una envidiable colección de más de treinta variedades de vinos tintos, blancos y rosados.
Respeto por el entorno
Todas las bodegas de la familia Gil se diseñaron con el principal objetivo de ser capaces de operar bajo los principios de la marca: sostenibilidad, eficiencia energética y aprovechamiento de los recursos. Por todo ello, el 60% de la producción ya es ecológica (gracias a las placas solares situadas junto a los viñedos de Jumilla), aspirando a alcanzar el 100% en los próximos años.
En la elaboración de los vinos, la bodega apuesta por la diversidad natural. Desde la pluralidad en las variedades de levaduras autóctonas empleadas en cada caldo, hasta la eliminación de histaminas y la reducción drástica del sulfuroso. Estos procesos han permitido a la bodega elaborar su proyecto pionero de vino sin histaminas ni sulfitos añadidos que verá la luz en el mercado este 2023.
Además, con el objetivo de reducir el nivel de emisiones, el departamento de I+D+i de Familia Gil ha desarrollo en colaboración con la Universidad de Castilla La Mancha nuevas técnicas de valoración de los residuos, consiguiendo convertirlos en hummus. Un trabajo de cultivo sostenible, poco intervencionista y biológico reconocido por la Federación Española del Vino con la concesión de la certificación SWfCP Plus.
Viñas Familia Gil supone la apuesta por la tierra, con la conquista de viñedos por todo el territorio nacional, y el claro propósito de llevar a cabo una expansión diversificada en la que albergar toda la gama de uvas y vinos que el terreno “conquistado” les ofrece. Una empresa familiar cuya historia supera ya el siglo de existencia, con unos últimos 20 años marcados por el éxito de la expansión nacional.
