La historia de Marqués de Murrieta se remonta a mediados del siglo XIX, con la figura de Luciano Murrieta, fundador de la bodega. Este joven militar, nacido en Perú, de padre vizcaíno y madre criolla, decide comenzar en 1848 la elaboración de unos vinos capaces de perdurar en el tiempo, con el propósito de crear en La Rioja un legado vitivinícola internacional a la altura de los vinos de Burdeos y Jerez. Implantando en la zona de viñedos riojana el método Médoc empleado en Burdeos, Murrieta consigue convertir un producto hasta la fecha puramente alimenticio y perecedero en un placer hedonista capaz de pervivir por periodos más largos.
La primera cosecha de Rioja (el primer ‘vino fino’) se elaboró en 1852, exportándose 50 barricas a Cuba y otra tantas a México con el propósito de comprobar la estabilidad de estos vinos tras viajes trasatlánticos. Nunca se supo qué pasó con los vinos enviados a México, pero la gran acogida de las barricas enviadas a Cuba animó a Luciano a presentar sus vinos en distintas exposiciones internacionales, comenzando así la carrera exitosa de la bodega. Pese a fallecer sin descendencia, el legado de Marqués de Murrieta continúo ligado a la familia, al ceder todas sus pertenecías a José Manuel de Olivares y Bruguera, sobrino de Luciano.
La historia de Marqués de Murrieta siempre ha ido ligada a la aristocracia y a la nobleza española, siendo Vicente Cebrián Sagarriga, décimo conde de Creixell y empresario de origen gallego, quien tomase el testigo de la bodega en 1983. Vicente comienza un ambicioso proyecto de renovación que continuarían sus hijos Vicente Dalmau y Cristina; con un proyecto comercial y un plan de enoturismo que han colocado a Marqués de Murrieta como referente internacional por su excelencia y calidad.
Este año, la familia cumple 40 años al frente de la bodega, en un 2023 marcado por el reconocimiento internacional de sus vinos. Este año han recibido el reconocido premio internacional ‘Best of 2023’, otorgado por Great Wine Capitals Global Network, la Red Mundial de Grandes Capitales del Vino.
La reconstrucción de la historia piedra a piedra
2023 no solo ha sido el año de mayor reconocimiento internacional para Marqués de Murrieta, sino que ha supuesto la fecha de culminación de la construcción de la nueva área de producción de la bodega. Una pieza más para completar el formidable y único complejo arquitectónico, presidida por el majestuoso Castillo de Ygay. La infraestructura construida y fundada por Luciano Murrieta fue declarada museo en 2019, como recompensa por la gran apuesta de la familia en la reconstrucción y profesionalización de Marqués de Murrieta hacia el enoturismo.
Este castillo de Ygay, considerado como una joya del equilibrio entre la historia y la vanguardia, ha sido reconocido internacionalmente como uno de los proyectos turísticos más espectaculares del mundo gracias a su respeto por la tradición y la incorporación equilibrada de la última innovación.
Todo este paraíso cultural del enoturismo debe su éxito a la reconstrucción del castillo, hace ya nueve años. En 2006, la familia de Marqués de Murrieta decidió reconstruir ‘piedra a piedra’ esta construcción de 1852 para configurar el museo de la historia de la compañía. Una remodelación de más de 40.000 metros cuadrados de instalaciones, en las que castillo, especialmente, y los jardines y las salas fueron reconstruidas de forma manual en un proyecto de ocho años de duración.
La reconstrucción de las instalaciones conllevó el empleo de más de 6.000 toneladas de piedra, la utilización de materiales nobles para vestir las salas y la incorporación de las últimas tecnologías para el mantenimiento y conservación del mismo. Como resultado, unas espectaculares salas de cata, salones, comedores, edificios y jardines completamente renovados, e incluso una sala museo con 70.000 botellas históricas que la convierten en una de las mayores colecciones de vino del mundo.
El castillo supone la ejemplificación de la esencia de Marqués de Murrieta. Tradición, historia, familia y desarrollo como pilares de una de las bodegas más reconocidas del mundo. El orgullo de la materialización de transformadoras y visionarias ideas, a través de la dignificación de unos viñedos emblemáticos.
