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Jorge Soler, Philip Morris Spain: “Quemar tabaco ya no es una opción en el siglo XXI”

Por Alejandro Fernández

Contenido patrocinado por Philip Morris Spain

El mercado del tabaco experimenta desde hace algunos años un cambio de tendencia claro hacia los productos sin combustión. En este contexto, la industria abraza la ciencia para poder proporcionar al consumidor adulto alternativas libres de humo que han demostrado ser una mejor opción que seguir fumando. Analizamos la evolución de las diferentes propuestas de consumo de tabaco y el futuro del sector junto a Jorge Soler, senior manager de Scientific Engagement de Philip Morris Spain (PMS) y médico.

En términos de impacto en la salud, ¿existen métricas que expliquen la diferencia entre las alternativas sin humo y los cigarrillos tradicionales?

Sí, claro. Teniendo en cuenta que las enfermedades relacionadas con fumar se deben principalmente a la inhalación de compuestos nocivos que se forman en gran medida cuando se quema el tabaco, y no por la nicotina, en Philip Morris realizamos una serie de estudios toxicológicos para comparar la toxicidad del aerosol del dispositivo para tabaco calentado, en concreto, con la del humo de un cigarrillo estándar.

Lo que nos han mostrado estos estudios, en concreto, es una reducción sustancial de la toxicidad del aerosol de nuestro dispositivo de calentamiento de tabaco (de media 90-95% menos de componentes nocivos y potencialmente nocivos) en comparación con la del humo del cigarrillo. Esto no significa que estén exentos de riesgos, por supuesto, pero estamos ante una posible reducción del riesgo. Ahora bien, cada producto debe evaluarse científicamente para determinar su potencial de reducción del riesgo.

"En España hay mucha desinformación alrededor de las alternativas libres de humo y la ciencia que las avala"

Gracias a los estudios epidemiológicos, sabemos que, si un fumador deja el hábito, el riesgo de desarrollar alguna enfermedad relacionada con el consumo de tabaco disminuye. Por lo que, si dejar de fumar es el ‘estándar de referencia’ para evaluar la reducción del riesgo en los fumadores adultos, nuestro objetivo es desarrollar productos que tengan un perfil de riesgo lo más cercano posible al de dejar de fumar, al tiempo que sean alternativas a los cigarrillos aceptables para los fumadores adultos que, de otro modo, seguirían fumando.

Desde una visión científica, ¿cómo pueden contribuir las alternativas libres de combustión y de humo a que los adultos dejen de fumar?

Más que desde una visión científica, que, por supuesto, es necesaria, tenemos que tratar este tema desde una visión holística. Es decir, aparte de procurar que nuestras alternativas libres de humo efectivamente reduzcan los niveles de sustancias nocivas de forma significativa en comparación con un cigarrillo, dado que no queman tabaco, debemos también asegurarnos de que los fumadores adultos conozcan estos datos.

Por ejemplo, en España existe un gran nivel de desinformación alrededor de las alternativas libres de humo y la ciencia que las avala. Esto actúa como barrera e impide que los adultos, que de otra forma seguirían fumando, puedan tomar decisiones informadas.

 

En Philip Morris estamos comprometidos con nuestro objetivo de conseguir un futuro libre de humo lo antes posible, haciendo de los cigarrillos un objeto de museo. Por ello, debemos ofrecer una gama de productos sin humo que satisfagan las distintas preferencias de gusto, uso, tecnología y precio de este gran número de adultos que, de otro modo, seguirían consumiendo tabaco y nicotina de la forma más perjudicial que existe: el cigarrillo.

Por eso seguimos ampliando nuestra cartera multicategoría con mejores alternativas al cigarrillo basadas en la ciencia, para alcanzar nuestro ambicioso objetivo de reemplazar los cigarrillos de una vez por todas.

¿Realmente tenemos una percepción errónea sobre el impacto de la nicotina en nuestra salud?

Me temo que sí. Normalmente, la gente cree que lo más perjudicial del hábito de fumar es la nicotina. Sin embargo, los estudios demuestran que la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar está en los altos niveles de sustancias nocivas que se inhalan del humo de un cigarrillo.

La nicotina es una sustancia que se encuentra de manera natural en la hoja del tabaco. Es adictiva y no es inocua, pero no es el principal peligro. Es más, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA) ha declarado que “la inhalación de nicotina (sin combustión) supone un riesgo menor para el usuario que la inhalación de nicotina suministrada por el humo de los productos de tabaco quemado”.

Asimismo, la nicotina juega un papel importante a la hora de ayudar a los fumadores adultos a cambiar por completo a alternativas sin humo y dejar definitivamente el cigarrillo. Podemos tener productos alternativos que hayan demostrado ser mejores que el cigarrillo, pero si con su uso no se inhala nicotina, que es la parte adictiva, el fumador no dejará el cigarrillo para pasarse a ellos. Por tanto, para conseguir un impacto en la salud de la población en general se necesita, primero, que estas alternativas sean mejores y segundo, que sean satisfactorias de cara a que el usuario quiera hacer el cambio a ellas y dejar el cigarrillo atrás. La adicción viene de la nicotina y también de un conjunto de hábitos, de experiencias.

"Queremos un futuro libre de humo lo antes posible y que los cigarrillos sean un objeto de museo"

¿Hacia dónde cree que deberían dirigir los diferentes actores de esta industria las técnicas de prevención del tabaquismo?

Bueno, más que los actores de la industria, diría que esto es un trabajo conjunto: entre autoridades públicas, sociedades médicas y científicas, por supuesto la industria y la sociedad.

En este sentido, hay que recordar que las tasas de fumadores en los últimos años no han experimentado los cambios que se esperaban tras la implementación de las políticas tradicionales de prevención y cesación del tabaquismo. Es más, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad hay más de 1.000 millones de fumadores en todo el mundo y no se espera que esta cifra cambie sustancialmente en el corto plazo. Por tanto, ¿qué podemos hacer con estos millones de adultos que siguen fumando a pesar de conocer lo perjudicial del hábito?

Aquí, desde mi punto de vista, es donde entra en juego la ciencia. Podemos ofrecer hoy en día a los fumadores adultos que de otra forma seguirían fumando, alternativas avaladas científicamente como menos perjudiciales que el cigarrillo (como el dispositivo para tabaco calentado o el cigarrillo electrónico). ¿Y por qué? Porque no queman tabaco y, por tanto, no generan humo, que es el principal peligro del hábito de fumar debido a las altas concentraciones de sustancias químicas nocivas.

Ahora tenemos un reto muy apasionante que es el de dar a conocer toda la ciencia que hay detrás de estas alternativas y participar en el debate público sobre la oportunidad que representan. Todos los adultos que todavía fuman saben que lo mejor es dejarlo, pero si no lo dejan, deben saber que cuentan con mejores alternativas con respaldo científico, si bien con su uso se inhala nicotina y no son inocuas.

El Cubo, centro de I+D de Philip Morris International (PMI) en Neuchâtel, Suiza
El Cubo, centro de I+D de Philip Morris International (PMI) en Neuchâtel, Suiza

¿No resulta paradójico que un médico trabaje para una tabaquera?

Como médico de familia, he intentado en muchas ocasiones que los fumadores dejen el hábito, pero es cierto que muchos de ellos no lo hacen a pesar de saber de los peligros que eso implica para su salud. Por eso, me parece importante lo que estamos haciendo desde Philip Morris, que es intentar entre todos darles alternativas mejores, alternativas basadas en ciencia. Y es que, al conocer en profundidad la gran apuesta de esta compañía por dejar atrás el cigarrillo, invirtiendo fuertemente en investigación científica de alternativas mejores, decidí embarcarme en este proyecto. Creo que además de la prevención y de la cesación hay que sumar estrategias complementarias para los actuales fumadores que de otra forma seguirían con el hábito.

En un mundo futuro e hipotético, ¿cree que puede existir un producto derivado del tabaco que sea inocuo en términos de impacto en la salud?

No. Y en esto hay que ser muy claros: lo mejor que cualquier persona puede hacer es no empezar a fumar nunca y, si ya lo hace, lo mejor es que lo deje por completo. Y aunque estemos desarrollando alternativas al cigarrillo que demuestran ser una mejor opción, somos muy claros y siempre advertimos que estos productos no son inocuos. La única forma de tener un ‘impacto cero’ en la salud pasa por no consumir tabaco ni nicotina.

¿Qué más cree que puede hacer la industria tabaquera para reducir el daño que el consumo de tabaco provoca en la salud?

Desde luego, en Philip Morris seguiremos trabajando en pos de un futuro libre de humo de los cigarrillos. Creemos que quemar tabaco ya no es una opción en el siglo XXI, y por eso trabajamos en una serie de productos libres de combustión y de humo, probados científicamente porque estamos convencidos de que van a jugar un papel fundamental en el cambio de paradigma hacia el fin del humo de los cigarrillos, que es donde están la gran parte de las sustancias nocivas. Evidentemente, esto no lo podemos hacer nosotros solos, necesitamos que los reguladores tengan en cuenta la diferencia de estos nuevos productos respecto a los cigarrillos, porque así lo demuestra la ciencia; y también que los fumadores tengan acceso a información rigurosa sobre estos productos para que puedan tomar decisiones informadas.

Tenemos la tecnología y la ciencia, por lo que, si realmente queremos acelerar el cambio, debemos trabajar conjuntamente. Desde Philip Morris creemos que, con la regulación adecuada, el apoyo de la sociedad y el respaldo de la ciencia será posible hacer que los cigarrillos en 10-15 años sean algo del pasado en muchos países. Sabemos que se trata de un objetivo ambicioso, pero estamos poniendo todo nuestro esfuerzo por conseguirlo.

"La regulación del tabaco debe estar basada en la ciencia y debe tener en cuenta el perfil de riesgo de cada producto"

¿Cree que Europa debería impulsar una normativa similar a la que aplica la FDA en EEUU, con la catalogación de Productos de Tabaco de Riesgo Modificado?

El caso de la FDA en EEUU es un buen ejemplo de qué ocurre cuando se decide mirar a la ciencia. Tras analizar toda la evidencia científica, la Agencia autorizó la venta de nuestro dispositivo para calentar tabaco en EEUU como producto de tabaco de riesgo modificado, señalando claramente que es un producto fundamentalmente diferente al cigarrillo y que los estudios científicos han demostrado que cambiar completamente a ellos reduce la exposición a sustancias químicas nocivas o potencialmente nocivas.

Y es que cada vez son más los países (como Reino Unido, Japón o Suecia) que han entendido que, gracias a la ciencia y el impulso de políticas de reducción del daño aplicadas al tabaquismo, junto con las ya tradicionales de prevención y cesación, se puede hacer una contribución positiva en términos de salud pública. Y, si me lo pregunta, creo que España debería ir en esta misma dirección. Por supuesto, siempre con la regulación por delante, pero una regulación basada en ciencia y teniendo en cuenta el perfil de riesgo de cada producto. 

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