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Opinión

La crisis (política) de la vivienda
Juan Ramón Rallo
Doctor en Economía. Profesor en la Universidad Francisco Marroquín, en el centro de estudios OMMA, en IE University y en IE Business School

Crear dinero no volverá sostenibles las pensiones

Uno de los mayores retos económicos, sociales y políticos a los que se enfrentará España durante las próximas tres décadas será el de la (in)sostenibilidad de su sistema de pensiones públicas. La cifra de pensionistas aumentará muy por encima del número de trabajadores en activo, lo que desequilibrará la situación financiera de la Seguridad Social. De hecho, las cifras actuales ya resultan preocupantes: en agosto, el gasto público mensual de las pensiones contributivas se elevó hasta su máximo histórico, 12.800 millones de euros.

Semejante guarismo ni siquiera contiene todo lo que el Estado está obligado a pagar en pensiones: no incluye el gasto en clases pasivas (las pensiones de los empleados públicos), tampoco las pensiones no contributivas y, desde luego, no la parte prorrateada de las dos pagas extras que cobran anualmente los pensionistas. Si agregáramos todos estos abonos, el gasto mensual ya superaría los 16.000 millones de euros, es decir, cada mes ya estamos destinando más del 1% del PIB sólo a pensiones públicas.

El problema no es menor, pero todavía hay economistas que se niegan a afrontarlo. Desde su punto de vista, todo puede solucionarse del mismo modo en que lo remediaría un niño: a saber, apelando a los bancos centrales a que creen más dinero para hacer frente a los pagos pensionales. Uno de los líderes intelectuales de la llamada Teoría Monetaria Moderna, Warren Mosler, escribió en su primer libro, supuestamente dirigido a destapar los fraudes de la ciencia económica moderna, lo siguiente:

“El Gobierno nunca tiene ni deja de tener su propio dinero, gasta cambiando números en nuestras cuentas bancarias y esto incluye la Seguridad Social. No hay ninguna restricción operativa sobre la capacidad del Ejecutivo para cumplir con todos los pagos de la Seguridad Social en cualquier momento, no importa cuáles sean los números en la cuenta (…)”.

“Cuando llega el momento de pagar, todo lo que tiene que hacer el Gobierno es incrementar los saldos de las cuentas de los beneficiarios y, a continuación, descontarlo en la cuenta de la Seguridad Social. Si el saldo pasa a ser negativo, que así sea. Eso sólo refleja que los números cambian a medida que se realizan los pagos a los beneficiarios”.

Huelga decir que tal prescripción -paliar la insostenibilidad económica del sistema mediante una barra libre de creación de dinero por parte de los bancos centrales- confunde magnitudes nominales con magnitudes reales. Lo que los pensionistas necesitan no es una cantidad nominal de dinero, sino una determinada cantidad de poder adquisitivo con el que adquirir cierta cesta de bienes económicos.

"Los Estados con moneda propia pueden crear tanta cantidad de dinero como deseen, pero no pueden crear todo el poder adquisitivo que quieran"

El reciente caso de la Argentina es muy elocuente: las pensiones nominales en Argentina no han dejado de subir al mismo tiempo que los pensionistas no han dejado de empobrecerse (porque los precios han aumentado a mayor velocidad). Los Estados con moneda propia pueden ciertamente crear tanta cantidad de dinero como deseen, pero lo que no pueden hacer es crear todo el poder adquisitivo que quieran.

El poder adquisitivo depende, en última instancia, de la cantidad de bienes y servicios que produce una economía, susceptibles de ser intercambiados por su moneda. Multiplicar la cantidad de moneda no supone multiplicar la cantidad de poder adquisitivo, porque no multiplica, a la vez, la cantidad de bienes y servicios disponibles. Esto es algo que el propio Mosler se ve forzado a reconocer después de repetirnos hasta la saciedad que la Seguridad Social no puede quebrar gracias a que el Estado puede imprimir todo el dinero que necesita:

“La verdadera pregunta es: ¿qué nivel de consumo real de recursos es el que queremos proporcionar a nuestros mayores? ¿Cuánta comida queremos asignarles? ¿Cuántas viviendas? ¿Ropa? ¿Electricidad? ¿Gasolina? ¿Servicios médicos? Estos son los problemas reales. Y sí, asignar más de esos bienes y servicios a nuestros jubilados supone menos para nosotros. La cantidad de bienes y servicios que asignamos a las personas mayores es el coste real para nosotros y no los pagos, que no son más que números en cuentas bancarias”.

Por mucho dinero que podamos crear, la sostenibilidad económica de las pensiones públicas en España sigue siendo un enorme problema para nuestro futuro. Si el número de productores netos se reduce (cotizantes) y el número de consumidores netos se incrementa (pensionistas), la cuerda terminará rompiéndose por algún lado. 

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